Ese jugo rojo en tu carne no es sangre

Si la idea de un "bistec sangriento" te provoca náuseas, te sentirás aliviado al descubrir que el líquido rojo no es sangre. 

Prácticamente toda la sangre se extrae de la carne durante el sacrificio, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Si ese jugo rojo fuera sangre, incluso las aves de corral tendrían ese color rosado.

El tono rojo proviene de una proteína llamada mioglobina, que ayuda al tejido muscular a almacenar oxígeno como lo hace la hemoglobina en la sangre y, al igual que la hemoglobina, el hierro en la mioglobina se vuelve roja cuando se une con oxígeno, dando a la carne cruda ese tono. La mayoría de los mamíferos tienen grandes cantidades de mioglobina en sus tejidos, por eso se les conoce como "carne roja". 

Sin embargo, una vez que arrojas ese filete fresco a la parrilla, el calor cambia la estructura química de la mioglobina y la comida cambia de rojo a marrón. Cuando el filete está rojo y se hace cocina a término medio, no ha perdido su humedad, pero el calor exprime esos jugos, por lo que cuando la carne se vuelve marrón, el bistec bien hecho tampoco está tan tierno.

A medida que pierde su frescura, incluso la carne cruda comenzará a tener un tono gris apetitoso cuando se expone al aire. Es por eso que algunos empacadores de carne tratan la carne cruda con monóxido de carbono, lo que evita que interactúe con el oxígeno, según la Organización Mundial de la Salud. Como resultado, la carne conserva ese color rosado, y hace que sea más probable que la compres. Mientras tanto, las carnes curadas como las de las salchichas reciben un tratamiento de óxido nítrico para que se vean rosadas.

Por lo tanto, si rechazas un bistec cocido a término medio para evitar una intoxicación alimentaria, tu única excusa no puede ser que tiene sangre.   @mundiario