Los extremismos también son malos en la alimentación

Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez. / RR SS
Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez. / RR SS
Llevar hasta el extremo algunas posiciones de Begoña Gómez perjudicaría la economía, por supuesto la hostelería, y no tendría sentido.
Los extremismos también son malos en la alimentación

Begoña Gómez aboga porque la hostelería eduque, ofreciendo solo comida sana (no procesados) a los clientes, siendo ésta preferentemente  ecológica (más cara) y de proximidad. No cabe duda de que la izquierda progresista ha elegido varios eslóganes de mucho gancho  y  los quiere utilizar hasta la saciedad, uno de ellos es el ecologismo y si además es  vegano, mejor. Esta ideología sobrepasa el carácter meramente  alimenticio que tiene la dieta ecológica, para pasar a lemas progresistas que son más  de componente ideológico, ético y medioambiental.

Se priman los  alimentos naturales (no  procesados) y que sean  de proximidad. Lo complicado de esta nueva corriente, son los extremistas , que suelen detestar la producción intensiva (y extensiva) ganadera, culpándola de la responsabilidad en el calentamiento global, amén de pensar  que comer carne es algo insano y antinatural. Una lástima, lo que se pierden estos ecologistas veganos.

En este contexto, se nos informa de  una reunión, el pasado lunes  del  Foro Internacional para la Ciudadanía Global, y concretamente  en la mesa redonda sobre 'el papel de la empresa en los Derechos Humanos', donde  participó la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. Refiriéndose al papel de las pymes, en este caso pone como ejemplo las de restauración: "el restaurante puede apoyarse en dos puntos: en el eje ecológico porque recicla, usa energías limpias, usa productos ecológicos y en el objetivo de la educación: puede enseñar a la gente a comer bien".

Pero no solo se queda ahí, Begoña Gómez añade que "esta es una perspectiva que cambia totalmente el restaurante. Tú puedes decir: '¿Qué hace tu restaurante?, ¿dar comida o generar educación? Educo en comida sana a mis clientes a través de productos ecológicos de proximidad'. Esta frase es completamente diferente a simplemente doy comidas".

¿Insinúa que el restaurante no está para ganar dinero, no se debe buscar el beneficio del hostelero, deben ser  aulas, que  deben estar para educar y enseñar a comer? Yo pensaba que la gente iba  a los establecimientos de restauración, a comer y beber con amigos y/o familiares, para pasar un  agradable rato de ocio, pero debo de estar equivocada, se debe ir a que a uno le enseñen a comer. Lo que debe hacer el hostelero, con sus menús, platos y tapas es educar, hacer platos ecológicos, veganos, sanos, saludables y eliminar de su carta todo lo que está procesado (un guiso es un alimento procesado), primar lo vegano,  y todo lo que sea alimento producido cerca de su local...

Olvídense por ejemplo de los churros, de  la cola de toro, de las albóndigas de chocos,  del menudo con garbanzo, de los riñones al jerez,  de los calamares a a la riojana, del pollo en pepitoria,… son alimentos procesados. También si está usted en Madrid, olvídense de tomar pescados y mariscos, la costa no es su proximidad, tampoco un señor de Cuenca debe poner en su carta   jamón de Jabugo y en la carta de una marisquería en Vigo no deben aparecer fresas de Huelva. Esto es de risa y a la vez motivo de indignación, máxime en un momento tan crítico como está  pasando la hostelería. 

Qué lástima que la señora Gómez no se acuerde de la red de transporte  tan importante  que tenemos en España, por tierra, mar y aire, tan útil y necesaria para  nuestra economía. ¿A cuántos transportistas va a dejar en el paro? ¿Qué haría la lonja de Vigo con todos los rapes que pescan  a diario? ¿Solo para el consumo en Vigo? Pues vaya forma de destruir puestos de trabajo del sector pesquero,  amén de que el interior del país, no se  consuman pescados ni mariscos.

El periodista John Carlín ha escrito esta última semana para el periódico The Times, donde  que asegura que “si hay algo que los españoles disfrutan más que cualquier otra cosa, más que el futbol, más que el flamenco, más que los toros, más que el sexo, es sentarse a beber, comer y charlar con la familia y amigos”. Y está John Carlin en lo cierto, lo último que queremos los españoles es que vayamos a un bar o restaurante y nos eduquen de cómo comer sano, ecológico y con productos de proximidad... Queremos  variedad, queremos tradición y costumbres y también que nos sorprendan, pero no necesariamente con “solo ecológico” o "ahora todo vegano". @mundiario

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