El columnismo literario gastronómico

Cunqueiro. / YouTube
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El columnismo literario gastronómico no lo hemos inventado en el siglo XX, ni en España, ni en el mundo, sino que la literatura de y sobre la comida tiene su historia.
El columnismo literario gastronómico

Los humanos necesitan alimentarse-comer, pero también ser-estar consigo mismos y con los otros, en ese descanso del momento y del tiempo y del espacio, una familia, una reunión de distintas familias, debido a una fiesta, sea boda o sea romería o sea fiesta del patrón del pueblo, o, quién sabe qué motivo, en definitiva una reunión de amigos. Los humanos no solo calientan los huesos con el fuego al realizarse el milagro de unos alimentos al convertirse/cristalizarse/materializarse en comida/energía humana, sino también los huesos del alma y de la mente. Necesitamos distintos calores/lumbres/fuegos internos y externos… ¡Es nuestra condición…!

Con ingredientes simples y rutinarios y normales, con preparaciones simples y simplificadas, diríamos siendo una comida conceptista no barroca, como casi toda comida popular y típica, que ha ido perfeccionándose, como las manos de un pianista, a lo largo de generaciones, quién sabe, si siglos… con carne de falda de ternera, patatas gallegas, unto, pimentón, aceite, sal gorda, agua y fuego se crea la magia de ingredientes en estado seminatural o natural, en algo, que se convierte en humano. Recordemos el axioma antiguo o refrán o principio o concepto: los animales comen, los humanos se alimentan. El alimento es más que la comida…

Debo indicar que, según los prehistoriadores, los humanos han degustado durante milenios unas formas básicas de alimentarse. Una es degustar alimentos vegetales o animales crudos, en las primeras especies humanas, cuándo se inventó o descubrió o recogió el fuego, pues se supone hubo procesos diversos de acercamiento: ahumados o secados al lado del fuego, o, en la variedad de asados en las brasas o en el fuego, o, incluso algunos indican que posteriormente en pieles que hacían de cuencos, en agua se sumergían todo tipo de sustancias alimentarias que habría recogido ese día, desde carne a vegetales…

Si esta hipótesis prehistórica la tomamos como buena, son las formas básicas todavía que seguimos utilizando: los diversos secados desde pescado a carnes, las diversas e ilimitadas maneras de asar la carne. Freír en una sustancia, aceite o similar, sería una derivación de lo anterior y entre los infinitos cocimientos de elementos alimentarios se enclavaría el caldeiro. Con lo cual, debemos ser humildes y modestos, y ser conscientes de que hay inventos de esta mañana que han cambiado la humanidad, pongamos el caso del móvil, pero otros, puede que tengan docenas o cientos de miles de años, como la comida preparada con agua calentada…

Hay que ser justos y equitativos y agradecidos, el columnismo literario gastronómico no lo hemos inventado en el siglo XX, ni en España, ni en el mundo, sino que la literatura de y sobre la comida tiene su historia. Dentro de la Península quisiera recordar algunos nombres, en forma de recuerdo y homenaje: Marqués de Villena, Pereda, Palacio Valdés, Valera, Galdós, Bazán... O, entre los más modernos, el articulismo o columnismo periodístico de opinión gastronómico, un invento humano que intenta unir y reunir el hecho o el dato la gastronomía, con la literatura y la poesía y la retórica: ahí estarían Camba, Cunqueiro, Montalbán, Plà, Luján, Perucho, Dioniso Pérez, Chirbes, Ferrand… Aquí, si aquí en letras de bits de información, que vuelan por los aires de sistemas electrónicos, aquí dejo mi pequeño homenaje a estos y a otros que no vamos a mencionar…

Hay interpretadores/cronistas/autores que expresan, que hoy en el mundo, hoy es hoy, es más conocida por sus grandes estrellas de la comida/platos/pucheros, casi siempre en lo que se ha denominado cocina de investigación, nueva cocina, nueva reinterpretación/restauración de los alimentos en los fogones, o, como se quiera interpretar/denominar. Hoy la comida es diríamos junto con los monumentos artísticos, la naturaleza, la historia, una de las razones, reales o hipotéticas, por las cuales un individuo/a se mueve del punto A al B, para después volver al A, con más descanso de la carne/mente/alma…

Hoy también se viaja, en viajes interiores y exteriores, para captar un nuevo sabor, de una comida que con otros nombres está en muchos lugares, pero quizás, ese cambio pequeño de saber y sabor y olor, de espacio y tiempo, permite entrar un poco más y mejor en el propio inconsciente, en el propio conocerse a si mismo, del viejo maestro Sócrates. El conocimiento a través de la flecha y lanza del puchero… La comida, legal y moral y sanitaria, como conocimiento. Decía el maestro de los veinte mil artículos o columnas, refiriéndose a este plato que “para comer en familia, en zapatillas, en un buen asiento y con unos buenos tragos de vino…”. ¿Qué más podemos añadir a lo que el maestro Cunqueiro redactó? @mundiario

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