La reforma de grados de Wert, un rejón de muerte a la igualdad de oportunidades

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert Ortega.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert Ortega.

Este Gobierno debería tratar con más rigor la educación en su conjunto; máxime teniendo en cuenta que la enseñanza universitaria es una parte muy importante del sistema educativo.

La reforma de grados de Wert, un rejón de muerte a la igualdad de oportunidades

Este Gobierno debería tratar con más rigor la educación en su conjunto; máxime teniendo en cuenta que la enseñanza universitaria es una parte muy importante del sistema educativo.

De la reforma de los grados de Wert se dijo de todo, desde que desregulariza y devalúa los títulos -en tres años no se pueden enseñar un programa solvente, ni siquiera los conocimientos generales-, hasta que favorece a las universidades privadas o que asimila la enseñanza universitaria a una Formación Profesional cualificada que rememora las escuelas de formación profesional acelerada del franquismo. Una de las consecuencias va a ser que en España -y en Galicia- cada universidad decida si implanta grados de tres o cuatro años, con lo que habrá estudiantes titulados en la misma especialidad pero con distinta duración de su plan de estudios. Un caos. 

Pero lo que más indigna de esta reforma es que el ministro Wert y su secretaria de Estado digan que las familias van a ahorrar 150 millones con las carreras más cortas, tesis que defendía también el anterior Conselleiro de Educación -al mejor escribano se le escapa un borrón-, cuando la realidad es que los dos años de máster muy costosos son un rejón de muerte a la “igualdad de oportunidades”. 

Cuando se implante la reforma los estudiantes de familias modestas, que no tienen  recursos para pagar los másteres, saldrán al mercado laboral con su título de graduado de tres años y estarán en inferioridad de condiciones para competir con los hijos de familias adineradas que después de la graduación pueden perfeccionar el grado con esos dos años complementarios. Con tres años de grado se van antes al paro, decía un internauta.   

El Gobierno debería tratar con más rigor la educación en su conjunto de la que la enseñanza universitaria es una parte muy importante. Legislar para la universidad por decreto, estrangularla con severos recortes o ponerle el cartel de rebajas en forma de “carreras breves”, no son formas. “Una sociedad madura, dice el profesor Moreno Luzón, debería mimar a su universidad exigiéndole que alcance sus objetivos a cambio de los recursos necesarios”.

Entre otras razones, porque en sus aulas se están formando los gobernantes, los gerentes de empresa y los dirigentes del mañana, que queremos sean profesionales competentes, y ella misma es como una factoría que produce la investigación científica y muchas de las innovaciones que son determinantes para el progreso del país.

Un país que merece tener un sistema educativo consensuado, de calidad contrastada y estable, que no cambie al capricho de cada partido gobernante.

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