Del primer Felipe de Borbón al segundo, trescientos años y Cataluña herida

Felipe V y Felipe VI
Felipe V y Felipe VI, cara a cara. / Hola.com

El primer Borbón español, Philippe de Bourbon, ascendió al trono en 1700, pero no se pudo considerar rey peninsular hasta que sus tropas derribaron las defensas de la Barcelona austracista en 1714.

Del primer Felipe de Borbón al segundo, trescientos años y Cataluña herida

Nada más conocerse la noticia del día -la abdicación de Juan Carlos I-, Antonio García Ferreras, el director de "Al rojo vivo" (La Sexta), titulaba así: "Por primera vez en democracia, un rey de España abdica"… ¿Cómo que por primera vez? ¡Pues claro! Si no ha habido otro desde 1975. Nos tienen que disculpar, querido lectores. Queremos imprimir titulares con cada aliento, como si, en este caso, el original -"Juan Carlos I abdica"- no fuera ya suficiente. Después de eso, el magnífico publicista Pedro J. Ramírez se lanza a nadar contra corriente y afirma que la tradición monárquica española no es la de abdicar y que le parece gravísima la decisión. Hábilmente, enlaza el tema con la que, a su opinión, es la dimisión más necesaria: la de Rajoy. A Ramírez, su mayordomo le monta cada mañana una ciclogénesis caribeña en su taza de café ­-Jamaican Blue Mountain, imagino– porque con la cafeína no le llega para arrancar.

No soy, a pesar de mi doctorado y mi experiencia profesional, de esos periodistas que dicen serlo veinticuatro horas al día. He sido otras cosas antes y las seré después; espero. Por eso, a estas alturas, cuando mis colegas -hablo de tertulianos y opinantes- se lanzan como una jauría –de raza, que conste– sobre la liebre noticiosa, nada me parece más conveniente que irse atrás, en el sentido contrario a la novedad.

Aunque el primer Borbón, Philippe de Anjou, subió al trono vacante de los Austrias en 1700, no se pudo considerar rey de Castilla y Aragón hasta 1714 (1715 en las Baleares). El otro aspirante al trono, el Archiduque Carlos de Austria, le plantó cara, fusilería y artillería desde 1701 hasta 1713. Cataluña siguió por libre hasta el asalto definitivo a Barcelona del 11 de septiembre de 1714. La diferencia entre los Borbones centralistas y los Austrias forales llevó a los catalanes a apoyar a los austríacos y a empuñar las armas en solitario cuando estos se rindieron. Así pues, el segundo Felipe de la dinastía borbónica española -el actual Príncipe de Asturias- subirá al trono trescientos años después del estreno efectivo de su propio linaje y de su tocayo real.

En cuanto a la abdicación del Borbón actual, ni mucho menos es el primero de su dinastía que decide jubilarse -él sí puede, le queda un buen retiro- y delegar en su heredero. Felipe V, alfa de su estirpe, abdicó en su hijo, el único Luis de la historia monárquica española, en enero de 1724. Luis I murió de viruelas ocho meses más tarde, por lo que su padre tuvo que volver a reinar hasta 1746. ¿Por qué abdicó el primer Borbón? En los últimos años se baraja la idea de su débil constitución mental, que lo llevaba a insoportables accesos de melancolía. Debe de ser pareja la depresión del actual Borbón al ver sus blasones manchados por las sospechas y las presunciones de corrupción. Felipe de Anjou nació en Versalles como Juan Carlos I nació en Roma; al menos de cuna, eran extranjeros. Luis, como el actual Felipe, nació en Madrid; por eso, porque fue el primer Borbón español, el populacho lo dignificó con el epíteto de Bien Amado y lo tomaron como una esperanza. La esposa de este segundo Borbón, Luisa Isabel de Orleáns, padecía lo que hoy se hubiera considerado anorexia o bulimia. Es obvia la preocupación actual por la delgadez de la inminente reina.

Detalles, anécdotas para ilustrar los comentarios más sesudos de mis colegas, salvo en un punto. Hoy, como hace trescientos años, Cataluña sigue tan herida en su corazón nacionalista como en el siglo XVIII; y tan dispuesta a levantar un baluarte, aunque ahora en forma de referéndum. Se habla del fracaso de Juan Carlos I, embarrado en la misma corrupción y la misma desafección ciudadana que el resto de las élites de este país. Pero, en realidad, si un fracaso persigue a los Borbones es reinar en una España cuya unidad ha sido una quimera, una intención, un ideal o una imposición dictatorial durante tres siglos. A ver si Felipe VI le pone mejor solución que Felipe V.

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