Falta un comunicado contundente del PSOE propugnando su propuesta federal

Pedro Sánchez, ex secretario general del PSOE. / Mundiario
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. / Mundiario

Un comunicado que le comprometa a iniciar una campaña de debate con diferentes organizaciones y movimientos sociales y culturales, incluida la Asamblea Nacional Catalana.

Falta un comunicado contundente del PSOE propugnando su propuesta federal

Un comunicado que le comprometa a iniciar una campaña de debate con diferentes organizaciones y movimientos sociales y culturales, incluida la Asamblea Nacional Catalana.

Artur Mas y Mariano Rajoy han protagonizado el fraude de una visita de Estado. Mas se ha comportado como quien llega a un restaurante a comer fuera de hora y, como está la cocina cerrada, pide unas tapas. Es la traducción de lo que él mismo ha explicado: su entrega de 23 reivindicaciones y su demanda de que Rajoy le dé una alternativa a la consulta. Después de haber echado un órdago quiere seguir jugando a chica…

Tampoco es que Mas llegara tarde. Es que Rajoy no le dejó entrar en el restaurante hasta después de cerrar la cocina…

Ahora ambos están sentados ante el abismo. O –más bien- nos han dejado a los ciudadanos delante de la nada. Con dos fechas, que más bien podrían llamarse “mechas”, por lo explosivas que pueden resultar si nadie es capaz de presentar alternativas: el 11 de septiembre, con La Diada (por cierto, que un Día Nacional conmemore una derrota es todo un augurio de amargura política); y el 9 de noviembre, con la convocatoria de un referéndum en toda regla, por más que se disfrace de consulta.

En ambos casos las Instituciones catalanas carecen del control sobre la situación. Con la creación de la Asamblea Nacional Catalana, los partidos políticos y las instituciones que la respaldan, generan –más o menos involuntariamente- una cierta deslegitimación institucional. La Asamblea Nacional Catalana es un claro reflejo de lo que fue la Asamblea de Cataluña creada en 1971 para aglutinar la dirección política y social y promover la movilización social a favor de las Libertades y del Estatuto de Autonomía. Una plataforma eficaz y dinamizadora frente a la dictadura, que cubrió el vacío y dio cobertura a la falta de unas instituciones democráticas y de partidos políticos y sindicatos legales.

La cesión del protagonismo a la Asamblea Nacional Catalana en la dirección de la acción política de masas, y en la reivindicación soberanista e independentista, aparece como una hábil iniciativa para descargar a las Instituciones Catalanas de responsabilidades político-jurídicas frente al conjunto del Estado. Y para presentar una correlación de fuerzas favorable en el conjunto de la sociedad. Pero no deja de ser una arriesgada apuesta institucional, que quita legitimidad y fuerza a la Generalitat y al Parlament. Los partidos políticos ante tal iniciativa se someten, se oponen o se abstienen. Excepto ERC, que juega hábilmente a dos barajas y trata de aprovechar la Asamblea para dar cobertura social a su línea política, en un ejercicio casi clásico de movilización de masas.

En tal situación, Convergencia Democrática de Cataluña se ve obligada a subirse al carro y, desde ese momento, su política –con el a veces paradójico esfuerzo de Mas por no perder paso y por ponerse a la cabeza de la manifestación- se convierte en un encadenado seguidismo que, por el momento, parece carecer de una estrategia clara, está llevando a la formación a perder apoyo social y a ponerse al borde de la ruptura con su socio Unió Democrática.

La situación amenaza con no tener retorno. Pero también con no tener solución. Ambas cosas pueden conducir a la frustración social e incluso a la desesperación. Nadie es capaz de tender puentes. El propio PSC, que sería el indicado para ello, ha sufrido una lamentable crisis de identidad propia y de reconocimiento social, que lo ha conducido a sentirse incluso como una especie en vías de extinción, con reveses electorales incluidos. Y sin embargo, las encuestan indican que una mayoría de catalanes y de españoles estarían por la opción federal a la que apuntan los socialistas y para la que reclaman contexto.

Tras la reunión previstamente fallida de Mas y Rajoy, he echado de menos un comunicado claro y contundente del PSOE-PSC propugnando su propuesta federal, y arriesgando una primer concreción para Cataluña. Un comunicado que les comprometa a iniciar cuanto antes una campaña de explicación de su alternativa, de debate con diferentes organizaciones y movimientos sociales y culturales –incluida, ¿por qué no? La propia Asamblea Nacional Catalana-, de tender puentes, y de sacar de sus respectiva trincheras a los diferentes partidos políticos. Porque la situación no da para estar atrincherados, y solo se resolverá el problema a partir de un diálogo abierto y generoso capaz de facilitar un consenso.

Al PSOE no le basta con que su secretario general le pida al presidente del gobierno que aporte soluciones. Como –a partir del filón de su declaración de Granada- tiene un inicio de alternativa, está obligado a mojarse y ponerla pública y ampliamente sobre la mesa. Y no vale que estemos en agosto. No queda tiempo. Y es importante que la Diada de 2014 sea la Diada de la Esperanza en el Diálogo y el Entendimiento.

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