España, inmersa en el gatopardismo de cambiar algo para que nada cambie
"De la entrevista del ministro Jorge Fernández con el imputado Rodrigo Rato, poco que decir: tardofranquismo puro y duro", comenta este analista político republicano.
"De la entrevista del ministro Jorge Fernández con el imputado Rodrigo Rato, poco que decir: tardofranquismo puro y duro", comenta este analista político republicano.
El CIS desveló que si ahora hubiese elecciones generales, el PP sería la fuerza política más votada. Desde la ética menos exigente, la corrupción que carcome al Partido Popular, acrecentada con la destrucción de derechos y otras prácticas no democráticas, debería ser suficiente para eliminar de la escena política a esta formación. Pese a haber destruido nuestra ya frágil democracia, buena parte de los ciudadanos siguen apoyando con la fe del carbonero a quienes aún sostienen los viejos principios: Dios, Patria y Rey. Sorprende que el electorado sea tan indulgente con quienes han convertido al país en un erial en todos los órdenes de la vida, dejándonos como al gallo de Morón.
Esta actitud parece suicida y denota un embrutecimiento político en fase aguda. ¿A qué se debe tal degradación social? Los historiadores apuntan a la difícil andadura de la transición, incapaz de romper definitivamente con el pasado franquista. La cultura de partido único impresa en el ánimo de la gente tras una guerra fratricida y cuarenta años de dictadura no fue seguida de una exigente formación democrática por quienes dictaron el nuevo orden político y social. La descompensada relación recíproca entre fuerzas totalitarias y democráticas obligó a ganar la voluntad de militares, curas y banqueros, accediendo a sus demandas, cifradas en el mantenimiento de su privilegiado estado.
Y como corren vientos de Fronda ante la irrupción de nuevas formaciones políticas proclives a un cambio sustancial, el PP nos regala con el anuncio de modificar la Constitución: arreglar la Casa Real y el Senado. Es decir, el gatopardismo de cambiar algo para que nada cambie. De la entrevista del ministro Jorge Fernández con el imputado Rodrigo Rato, poco que decir: tardofranquismo puro y duro.