Si Aznar y ZP hubiesen leído Obélix y compañía podría haberse evitado la burbuja

Zapatero y Aznar. / Twitter
Zapatero y Aznar. / Twitter

Los autores de Astérix en su aventura Obélix y Compañia reproducen el proceso de creación y estallido de una burbuja económica, que guarda sorprendentes coincidencias con la burbuja inmobiliaria.

Si Aznar y ZP hubiesen leído Obélix y compañía podría haberse evitado la burbuja

Los autores de Astérix en su aventura Obélix y Compañia reproducen el proceso de creación y estallido de una burbuja económica, que guarda sorprendentes coincidencias con la burbuja inmobiliaria que hemos padecido.

Desde siempre he sentido debilidad por las aventuras de Astérix. Como gallego me siento totalmente identificado con la cultura celta y atlántica y no digamos con su espíritu independiente y resistente “ahora y siempre” al invasor romano. Además, sus guiones trascienden lo divertido y una lectura detenida permite captar los mensajes que René Goscinny, el guionista del tándem que formaba con el dibujante Albert Uderzo, nos dejaba caer.

La aventura “Obélix y compañía“ (Obélix et compagnie en el original francés), fue publicada en su primera edición en 1976 y es un claro alegato contra los abusos del libre mercado, que su guión eleva al absurdo. Resulta curioso que coincida con el año en el que fue galardonado con el Premio Nobel de Economía el estadounidense Milton Friedman, líder de la Escuela de Chicago y máximo inspirador del ultraliberalismo, por sus contribuciones en el análisis del consumo y de la teoría monetaria.

La táctica seguida para la dominación

Se nos presenta un evidente paralelismo en la trama de Astérix y la burbuja financiero-inmobiliaria recientemente sufrida. Julio César, el Aznar o Zapatero de la época, resignado a no lograr la dominación de la aldea gala por medio de la violencia, encomienda a un graduado en administración, Cayo Coyuntural, el Rato o Solbes de turno, un plan para conseguirlo por otras vías. Este propone a César convertir la economía de subsistencia de la aldea gala en una economía capitalista, para que el afán de lucro, oro y riquezas los debilite y dejen de ser un problema para Roma, en definitiva, para ser dominados.

Para lograr el objetivo Cayo Coyuntural recurre a un producto típico de la aldea, el menhir, con un nivel de producción ajustado a la demanda, siendo Obélix el único productor. Pongamos que es la Fadesa inicial de la época. Actúa por el lado de la demanda multiplicando su precio con tal intensidad que despierta la inquietud del individuo más inteligente y sagaz de la aldea, Astérix, sorprendido por el repentino interés de los romanos por los menhires y de quien lamentablemente no encontramos homólogo en la actualidad, dado que la alarma más solvente de nuestra burbuja se anuncia el 18 de diciembre de 2006 cuando el Wall Street Journal editorializaba, con acierto, “Una vez que finalice el 'boom' inmobiliario, España volverá a la mediocridad del pasado”. Astérix  contraataca, por el lado de la oferta, convenciendo a otros habitantes de la aldea para que compitan con Obélix y fabriquen también menhires para los romanos.

El estallido de la burbuja de los menhires

El exceso de oferta provoca una caída del precio de los menhires, lo que obliga a Cayo Coyuntural a reaccionar con una intensa campaña publicitaria que hace que cualquier romano potentado, que se precie como tal, deba tener un menhir en su villa. Soluciona provisionalmente el problema, incluso obtiene beneficios, pero no contaba con la reacción de múltiples competidores, como los comerciantes de la mismísima Roma que deciden producir sus propios menhires y de otros importados, mucho más baratos, producidos por egipcios y fenicios.

Como consecuencia de todo ello, el mercado de menhires se satura, el equivalente a nuestro millón de viviendas sin vender, y sus precios se desploman. La moneda romana, el sestercio, se devalúa por la acuñación masiva y quiebran los productores de menhires, nuestras promotoras inmobiliarias en la actualidad. La burbuja ha estallado. 

Hace unos dos mil años, como en la primera década del siglo XXI, la manipulación interesada del mercado, la falta de regulación y la concentración del crecimiento económico en una actividad, derivaron en una profunda recesión, según nos cuentan los autores de Obélix y Compañia. Curiosamente el economista argentino Carlos Rodríguez Braun, de la escuela de Friedman y Hayek, en un artículo crítico en Expansión sobre esta misma aventura, termina diciendo “¿alguna vez se publicará una historieta cuyas ideas económicas sean mínimamente sensatas?”.  No hay peor ciego que el que no quiere ver.

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