El autor de los tuits injuriosos dimite de concejal de Cultura de Madrid

Guillermo Zapata  deja la cartera de Cultura pero de momento sigue en el equipo de la alcaldesa Carmena, que ha sufrido su primera crisis a las pocas horas de haber sido elegida.

El miembro y fundador de Ganemos Guillermo Zapata, autor de varios tuits injuriosos, dimitió de concejal de Cultura de Madrid. En realidad, deja la cartera de Cultura pero de momento sigue en el equipo de la alcaldesa Manuela Carmena, que ha sufrido su primera crisis a las pocas horas de haber sido elegida en su condición de líder de Ahora Madrid.

Carmena destituyó como delegado de Cultura a Guillermo Zapata, que seguirá como concejal de distrito. El fundador de Ganemos conservará su concejalía y será el representante del Ayuntamiento ante el distrito de Fuencarral-El Pardo.

Varios mensajes recuperados de su cuenta personal en Twitter mostraban tuits donde Zapata participaba de chistes sobre judíos o sobre víctimas de ETA, la mayoría del año 2011. Toda la oposición municipal y varios editoriales de medios de comunicación de Madrid exigieron la dimisión de Zapata, a pesar de sus disculpas desde el primer momento y de alegar que los mensajes estaban dentro de un debate sobre los límites del humor. 

Manos Limpias ya denunció a Zapata ante la Fiscalía especializada en odio y discriminación. Por su parte, el padre de Marta del Castillo dice que le basta con que la alcaldesa Manuela Carmena "llame la atención" a Guillermo Zapata.

"No me interesa mi cargo, solo que nadie crea que defiendo la violencia", declaró Guillermo Zapata, que pidió disculpas por sus tuits. En la red hubo muchas críticas y peticiones de dimisión pero también una amplia movilización para evitar la destitución de Guillermo Zapata. Su entorno impulsó una campaña de apoyo al concejal de Cultura de Ahora Madrid cuando la alcaldesa Manuela Carmena ya estudiaba su renuncia que dejó caer ya este domingo en un programa de televisión.

Según eldiario.es, las salidas de tono de Guillermo Zapata en Twitter no tuvieron ningún eco en su momento porque fueron publicadas ante un público reducido que, conociendo del sobra al autor, jamás se las hubiese tomado en serio.