La violencia machista en España ya no es protagonista en los periódicos

Basta a la violencia machista
Basta a la violencia machista

Cuatro mujeres asesinadas y otra agredida en 72 horas. Sucesos que no logran encabezar las cabeceras de los principales diarios, escondidas tras famosos y deportes.

La violencia machista en España ya no es protagonista en los periódicos

Cuatro mujeres asesinadas y otra agredida en 72 horas. Sucesos que no logran encabezar las cabeceras de los principales diarios, escondidas tras famosos y deportes.

La bajada en las previsiones de crecimiento económico mundial, la bronca en Bruselas por opinar, parece que antes de tiempo, sobre los presupuestos españoles, las últimas novedades sobre la crisis de Volkswagen y sobre todo, los 18 meses de cárcel que piden para el padre de Messi. Esos son los grandes titulares de las webs de los periódicos españoles más importantes durante la tarde de hoy. Nada de los asesinatos cometidos contra cuatro mujeres en solo 72 horas.

Para encontrar estos sucesos, tenemos que rebuscar. Bien hacer scroll por las webs e ignorar unas cuántas noticias sobre famosos y deportes o ir directamente a la sección sociedad. Es ahí donde se empieza a hablar de que se eleva a 33 (ahora ya son 34, la cuarta llegó mientras escribía este artículo) el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España en lo que va de año y de los “minutos de silencio” para estas nuevas víctimas en cada una de sus localidades. Esos minutos que siempre se dedican a las fallecidas, minutos que llegan tarde, ahora que ya no se puede hacer nada por ellas.  Y esos minutos, admitámoslo, a los que ya nadie presta importancia.

Lo entiendo. Entiendo que casi ningún vecino que no conociese a las víctimas (sobre todo en las ciudades) se sume a las muestras de rechazo. Entiendo que hasta los diarios releguen una noticia como esta a un rincón cuando si estas muertes se produjeran en otro contexto, abrirían los informativos. Porque la violencia machista es una lacra, todos lo entendemos así, pero precisamente por eso, ya no llama la atención.

Hemos pasado del tabú más absoluto de hace unos años, cuando los trapos sucios se debían lavar en casa, a acostumbrarnos a oír que un hombre apuñala a su exmujer en la puerta de un supermercado. Eso es lo que le sucedió a S.R., de 75 años, en Morales del Vino (Zamora), pero ella no ha entrado a formar parte de las estadísticas, ella evoluciona favorablemente de sus heridas en cuello, tórax y abdomen, provocadas, presuntamente, por el que fue su pareja durante 20 años.

Maltrato a la mujer / Doaa Eladl

Me gusta pensar que, aunque cada vez más tolerantes con estas informaciones, somos menos permisivos con los agresores. Cada vez más las personas intervienen, bien directamente o comunicándolo a las autoridades, ante una agresión. Pero las cifras, cada una de las mujeres agredidas, nos dicen que no es suficiente. Seguimos cometiendo errores. Todos nosotros. Los periodistas porque no acabamos de acostumbrarnos a un nuevo lenguaje en el que hablemos de asesinatos en lugar de muertes, como si fueran espontáneas, y porque todavía se cuela en algún titular eso de “violencia doméstica”.

La sociedad también comete errores. Aún hay muchos que miran para otro lado por no meterse en líos, pero sobre todo, el que más se equivoca es el sistema. Él es el encargado de cuidar y proteger a estas mujeres. De detectar las primeras agresiones en el hospital, de contar con agentes especializados que sepan tratar estos casos y convencer a las mujeres de lo que deben hacer.

La protección es crucial. Debemos garantizar a todas estas víctimas que, una vez den el paso, probablemente el más difícil que jamás hayan dado, estarán seguras, tranquilas y que nada les va a pasar.

En el crimen de Beniel (Murcia), que por cierto se produjo en presencia de sus hijos de 4 y 7 años, la mujer había presentado varias denuncias ante la Guardia Civil y tenía una orden de protección. Esto no puede suceder.

No olvidemos que la violencia machista es transversal. Se produce en todas las capas de la sociedad y entre todos los colectivos. No es propia de gente mayor. Estas últimas víctimas tenían de 23 a 39 años. Ni de extranjeros, en cuyos países son aún más benévolos con la violencia hacia las mujeres. Uno de los agresores es de Mali, otro portugués y otros dos españoles. La mitad decidió acabar con su propia vida (en el caso de Vigo y Palencia) tras llevarse la de su pareja.

Por tanto basta. Basta de excusas. Basta de pedirle un sacrificio de este calibre a las mujeres maltratadas sin darles nada a cambio. Es necesario que todos nos impliquemos desde cualquier ámbito y en especial desde la administración para evitar que tengamos que volver a dedicar espacio a estos crímenes en los periódicos sea del tamaño que sea.

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