El uso de las redes sociales requiere el cumplimiento de normas legales
Todos decimos y publicamos muchas cosas en la sociedad de la información pero algo así exige respeto a los demás y a las leyes, cuyo imperio también comprende la red.
Todos decimos y publicamos muchas cosas en la sociedad de la información pero algo así exige respeto a los demás y a las leyes, cuyo imperio también comprende la red.
La libertad de expresión es aquel derecho fundamental que poseen todos los individuos de poder expresar libremente cualquier pensamiento u opinión; sobre cosas o personas, situaciones, eventos, etcétera; y puede ser tanto de forma verbal como por escrito. Se dice que el ejercicio responsable constituye un pilar para todo Estado democrático de derecho, pues en muchos casos la reflexión y crítica de un aspecto político, por ejemplo, puede llevar a la rendición de cuentas del Gobierno o a dejar en evidencia falencias para su eventual corrección de los poderes estatales.
Este derecho se encuentra consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, así como en diferentes constituciones políticas; como la de Costa Rica en su artículo 29, la Constitución Española y de Colombia en su artículo 20, el artículo 60 de la Constitución mexicana, la Constitución Política de la República de Chile artículo 12, y en la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Un derecho que se ejerce a diario
La libertad de expresarnos, usted la ejerce todos los días; casi sin darse cuenta: cuando conversa con colegas sobre el presidente, cuando entre amigas opina del esposo de la otra, cuando critica un restaurante, cuando habla de fútbol, de religión, de ciencia, entre otros. Pero también lo hace de forma escrita, y no se requiere ser periodista o columnista de un periódico para ello, sí, usted también lo hace mediante las redes sociales.
Muchas personas tienen Facebook, Twitter u otra red que le da la facilidad no solo de encontrarse con amigos, hacerse de algunos nuevos, o en algunos casos encontrar pareja, entretenerse, sino también de dejar plasmada en la escritura lo que se piensa de temas tan distintos y variados como los colores.
Muchos han encontrado un refugio en estas redes -según iRedes, 2.700 millones de personas en el mundo- para hacer valer sus opiniones casi en forma instantánea, y en algunos casos temerarios, haciendo uso de ofensas, insultos, falacias, chismes, etcétera, básicamente por estar detrás de una pantalla de computadora o celular, y con la falsa creencia de que la libertad de opinión le ampara en todos sus extremos.
Límites y limitaciones
Es vital recordar que, según la vasta doctrina jurídica, ningún derecho fundamental tiene un carácter absoluto en su ejercicio. Es decir, los derechos fundamentales no son un blindaje que hace intocables a las personas, estos tienen límites y limitaciones. De manera que no puede usted alegar un derecho si este pasa por encima de los demás, por ejemplo violando el derecho a la intimidad de otros, ni creer erróneamente que se tiene el derecho ulterior a insultar, ridiculizar u ofender a otra persona; ni atribuirle hechos que a usted no le constan ni tiene pruebas para demostrarlo. Sus opiniones deben cumplir con la ética, la buena fe, el respeto a la imagen, al honor y a la reputación de la otra persona, y si el objetivo es la denuncia social debe realizarse bajo pruebas y fundamentos y sin palabras vulgares o groseras.
En la mayoría de los países que consagran los delitos contra el honor en sus textos penales penalizan por ejemplo las injurias y calumnias con multa como contravenciones, en España para las calumnias existen penas de prisión de hasta dos años o multa, y en casos de funcionarios públicos se puede abrir un proceso de oficio. En cuanto a la violación de la intimidad de otra persona la mayoría de los países fijan condenas de cárcel. "La gente no se da cuenta de que lo escrito queda para siempre. El problema es que, cuando se empieza a reenviar o a ‘retuitear’, no se sabe dónde puede acabar la cadena", explica el representante del Ministerio Público de Málaga.