El resultado conocido de la entrevista de Feijóo con Besteiro es la foto publicada

José Ramón Gómez Besteiro y Alberto Núñez Feijóo.
José Ramón Gómez Besteiro y Alberto Núñez Feijóo.

Con la que está cayendo sobre las espaldas de los gallegos, es un balance casi insultante que pone de manifiesto que no entienden nada de lo que pasa en el país.

El resultado conocido de la entrevista de Feijóo con Besteiro es la foto publicada

Con la que está cayendo sobre las espaldas de los gallegos, es un balance casi insultante que pone de manifiesto que no entienden nada de lo que pasa en el país. Deberían escuchar más a la gente.

No me resisto a comentar la reunión que mantuvieron el presidente de la Xunta y el secretario de los socialistas gallegos el pasado miércoles a pesar de que, ocho días después, quizá ya nadie se acuerda de aquella xuntanza.

El azar quiso que el encuentro tuviera lugar el mismo día que el Centro de Investigaciones Sociológicas -CIS- daba a conocer el sondeo de otoño que anuncia un vuelco en el mapa político en el país causado por el voto de protesta y de cabreo de los españoles, también de los gallegos, que, saturados de corrupción, castigan a los partidos tradicionales, sobre todo a Partido Popular y Partido Socialista, de los que los señores Feijóo y Besteiro son altos dirigentes.

Los españoles -y los gallegos- también expresaban su preocupación por la situación económica que en el caso de Galicia cursa con paro, precariedad laboral y salarial,  emigración de los jóvenes, la pobreza que ronda a miles de familias, el desierto industrial y muchos más problemas, estructurales unos y más coyunturales otros.

Pese a tener encima de la mesa los datos del CIS que reflejan el "estado de ánimo" de los ciudadanos, los dos líderes no fueron capaces de llegar siquiera a un pacto de mínimos para regenerar la vida y actividad públicas, ni tampoco alcanzaron acuerdo alguno para reactivar la economía y el empleo. 

Seguramente las culpas está repartidas. Pero las crónicas de la reunión dicen que los acuerdos no llegaron por el atrincheramiento del señor Besteiro en posiciones que parecen dictadas por Madrid. Las razones alegadas por el líder del primer partido de la oposición -comparecencia del Presidente en el Parlamento, participación de todas las fuerzas políticas y agentes sociales...- parecen "disculpas de mal pagador" para no firmar un pacto contra la corrupción, muchas de cuyas medidas fueron presentadas por su grupo parlamentario en el debate del estado de la autonomía. Esa negativa a "pactar por el país" no es el mejor aval para presentarse como alternativa al gobierno del Partido Popular. 

Al final, el único resultado conocido del encuentro es la foto publicada, única productividad de las tres horas de reunión de los números uno y dos de la política gallega. Con la que está cayendo sobre las espaldas de los gallegos, es un balance pobre y casi insultante que pone de manifiesto que ellos viven en otro mundo y no entienden nada de lo que pasa en el país. Deberían escuchar más a la gente.

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