El referéndum griego se convocó en el momento más inoportuno: la campaña turística

Grecia y Europa. / Manel Vizoso
Grecia y Europa. / Manel Vizoso

La actitud de la Unión Europea es todavía más penosa que la de Grecia, cuyo gobierno es evidente que ha cometido errores de bulto, puede que con graves consecuencias.

El referéndum griego se convocó en el momento más inoportuno: la campaña turística

La actitud de la Unión Europea es todavía más penosa que la de Grecia, cuyo gobierno es evidente que ha cometido errores de bulto, puede que con graves consecuencias.

El referéndum griego se ha convocado a destiempo y en el momento más inoportuno para ellos mismos, ya que están en plena campaña turística. Con la importancia que tiene el turismo para la economía griega -el 25% del PIB lo genera precisamente el negocio turístico-, decisiones de este tipo de política callejera denotan la ausencia de estadistas en Europa.

De hacerse, su convocatoria se tuvo que formalizar mucho antes, porque ellos mismos eran conscientes de que no podrían cumplir con las obligaciones de los rescates financieros. La ausencia de una postura valiente, digna e inteligente ha llevado a Grecia a vivir una de las peores situaciones socioeconómicas de su historia. Lógico, pues, que todos sus responsables -de ahora y de antes- sean severamente tratados, exigiendo en ciertos casos las dimisiones procedentes.

Cuando convocan a destiempo y precipitadamente, lo hacen abusando de las reglas que rigen las democracias, y ellos deberían saberlo bien. Pero cuan lejos están de los pensadores griegos fundadores de la democracia, convocan para que el pueblo decida. ¿Sobre qué? La pregunta del referéndum es bizantina, en el mal sentido del término.

Una consulta como la de este domingo tiene que ser preparada y debatida en los foros democráticos, para que al tiempo que la gente va conociendo lo sustancial de la cuestión, llegado el momento tenga su criterio formado para contestar a semejante pregunta. Las consecuencias del resultado son de tal envergadura que marcarán un antes y un después para Grecia.

Lo que buscan convocando el referéndum es un dique de protección para la obligada toma de decisiones de un gobierno. Se trata de un poder ejecutivo que ha sido elegido recientemente, basado en un programa disparatado e imposible de cumplir. Y ante esta situación van a consultar democráticamente qué hacer al pueblo soberano, para de esa forma cubrir sus responsabilidades. Es una artimaña de pillo la que han montado, de consecuencias imprevisibles. No son políticos para lidiar en estas faenas.

¿Europa puede ser un banquero tan descuidado, que presta con pocas posibilidades de recuperar?

 

Pero más triste y penoso resulta la actitud de Europa, entendida como ente configurado por un conjunto variado de Estados sin apenas vínculos sanguíneos. ¿Se puede estar negociando tanto tiempo y no conocer a los griegos? ¿Se puede ser banquero tan descuidado que presta con pocas posibilidades de recuperar? Porque desde Bruselas eran conocedores de ello, y de no serlo tienen la obligación de procurar información para conocerlos y adecuar un programa exigente, que conlleva sacrificios económicos importantes, para el rescatado, pero un programa que se ajuste a las posibilidades de ser refinanciado.

En su lugar se aplica un programa como si fuese un protocolo genérico indiferenciado de las circunstancias de cada país, y se refuerza con la troika, cuyo nombre ya lo dice todo. ¿Acaso en sus continuas visitas no obtuvieron información para evitar la situación que estamos viviendo? ¿Qué hicieron los organismos internacionales? Porque no olvidemos que si estamos hablando de la UE, los griegos son parte integrante de esa Unión, y el trato exigente sin duda alguna debe buscar soluciones viables, para eso Grecia es un Estado de toda la Unión, no es por lo tanto un cliente que viene por ventanilla y es desconocido.

Sí, Europa tiene -y bastante- que ver en esta situación y no puede descolgarse de este tema a no ser que sea eso lo que desea. Robert Schuman lo tenía claro hace ya 65: "Europa no se hará de una vez ni en obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas que creen en primer lugar una solidaridad de hecho". Precisamente lo que no hemos logrado es emitir bonos europeos. Algo que no es posible porque no se hizo una unión fiscal, no se hizo la unión presupuestaria. Sí, en cambio, la monetaria. De haberse hecho bien las cosas se hubieran evitado los ajustes vía devaluaciones y se ganaba competitividad. Cierto que no sería el camino para mejorar la productividad, pero tampoco de hacer recaer el ajuste solo sobre los salarios como el que aguantaron los países periféricos.

Ahora solo queda preguntar: ¿Quo vadis Grecia ...? ¿... Y tú, Europa?

 

Estamos también próximos a la convocatoria de otro referéndum, el británico, con visiones históricas diferentes, tanto desde Inglaterra como desde Escocia. Y de nuevo asistiremos a otra tanda de debates a favor o en contra de hacer esa Europa unida. De no ser así, ¿geopolíticamente que hará Letonia o la misma Alemania ante India, Indonesia, China, Brasil, EE UU, etcétera?

Alemania hizo su unión y a nadie consultó ni informó. Y recordemos que el marco oriental cotizaba por los mercados callejeros a diez orientales por uno occidental. Las pesetas de entonces se cambiaron a 84 pesetas por un marco, cuando un marco -el oriental- valía sólo 8,40 pesetas. Y esa transferencia de renta vía moneda se hizo para conseguir la unión alemana. Lo hicieron con cargas fiscales para los de la República Federal y consiguieron la unión gracias a que hubo solidaridad.

Al menos fuera de Grecia se desea, mayoritariamente, un rotundo sí a Europa para avanzar más rápidamente en la UE, de modo que se coloque en el lugar preferente de esta nueva estructura geopolítica mundial. "Así, pues, manos a la obra, y como si de ebanistas se tratase, hagamos nuestra mesa, de forma que el tablero sea único e indivisible y no 29 tablas que, aunque unidas, en cualquier momento se pueden retirar", propone un financiero europeo acerca de esta peculiar situación. La misma fuente concluye: "Y una vez tengamos el tablero único e indivisible, sustentémoslo sobre las cuatro patas, y no solamente una, la monetaria, sino que hagamos la presupuestaria, la fiscal y la social. De no ser así, seremos el señorío de Sarria, el condado de Borgoña, etcétera."

Ahora solo queda preguntar: ¿Quo vadis Grecia...? ¿...Y tú, Europa?

Comentarios