La red social para ricos se llama Netropolitan Club y cuesta $3.000 al mes

Imagen promocional de Netropolitan Club.
Imagen promocional de Netropolitan Club.

Esta comunidad online está en marcha desde mediados de septiembre y para poder acceder a ella es necesario abonar una cuota de inscripción de 6.000 dólares y una cuota anual de 3.000 dólares.

La red social para ricos se llama Netropolitan Club y cuesta $3.000 al mes

Los Ángeles Times ya lo definió hace semanas como “el Facebook para ricos” y puede que sea esta la definición más breve y que más se acerca al Netropolitan Club, una exclusiva comunidad online para personas con alto poder adquisitivo que puedan permitirse gastar 9.000 dólares en el registro a una red social.

Eso es lo que hay que abonar para poder acceder a netropolitanclub.com. Una cuota de inscripción de 6.000 dólares (4.800 €) más una cuota anual de 3.000 dólares (2.400 €). Es obligatorio registrarse con el nombre y dirección real, a cambio, esta red social promete no vender estos datos a terceros. La máxima de Netropolitan Club es la creación de un entorno privado y seguro para sus miembros en donde no existe publicidad ni venden los datos personales de sus abonados. A cambio, las personas que formen parte de este exclusivo club online podrán hablar de sus últimas vacaciones cinco estrellas en Europa, del último deportivo que se han comprado o del carísimo vino que han adquirido en una subasta sin ser criticados y envidiados por otros mortales que no puedan alcanzar su nivel de vida.

Al igual que Facebook, en Netropolitan Club sus miembros tienen acceso a las actualizaciones de estado y salas de discusión con los demás abonados, pueden acceder al Club desde cualquier dispositivo, tiene sistema de geolocalización e incluso dispone de una opción de bloqueo de usuario en el caso de que algún miembro no sea del agrado de otro.

Su creador es James Touchi-Peters, un compositor musical que decidió a finales de septiembre poner en marcha un club donde la gente adinerada pudiese sentirse libre de fardar y dialogar sobre las cosas cotidianas de sus vidas con total libertad.

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