Rajoy puede conducir al Partido Popular hasta a su mismísima desaparición

Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy.

En el PP no deciden los militantes, ni los dirigentes, ni mucho menos los votantes, sino su líder único, que ya ha anunciado sin paliativos que encabezará las listas en las generales.

Rajoy puede conducir al Partido Popular hasta a su mismísima desaparición

En el PP no deciden los militantes, ni los dirigentes, ni mucho menos los votantes, sino su líder único, que ya ha anunciado sin paliativos que encabezará las listas en las generales.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice el refrán. Pues eso. El sinuoso Carlos Floriano, primero, el siniestro Rafael Hernando, después, y el propio Mariano Rajoy, finalmente, han insistido en que el Partido Popular ha ganado las elecciones municipales y autonómicas.

Si eso es lo que ellos creen, a felicitarles. Y que sea por muchos años.

En su empecinamiento suicida, el líder del PP anuncia que “no voy a hacer cambios”, ni en el partido, ni en el Gobierno, ni en su política. El mero enunciado de la frase es toda una definición de principios: “Yo”. En el PP no deciden, pues, los militantes, ni los dirigentes, ni mucho menos los votantes, sino su líder único, que ya ha anunciado sin paliativos que encabezará las listas del partido en las próximas elecciones generales.

Su gran error, entre muchísimos otros, consiste en extrapolar los resultados del 24-M a las elecciones parlamentarias y verse también, en consecuencia, como ganador.

De lo que no se ha enterado Rajoy es que el pasado domingo arrasó la intención de echar al Partido Popular de unas instituciones que ha maltratado y hasta pervertido. Su común denominador ha sido acabar con el PP; sus formas han sido tan diversas como partidos contrarios a él se han presentado a las elecciones.

O sea, que de repetirse esos resultados, el PP irá a la oposición de todas, todas.

Sólo por no darse cuenta de esto, ya no merece Rajoy estar al frente del partido. Así que si no dimite ya, no permite que el partido se regenere y no da paso a una nueva generación sin hipotecas de corrupción, endogamia política y fanatismo, puede conducir al Partido Popular hasta a su mismísima desaparición.

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