La quinta de Felipe VI: cuarentones frente a la crisis y la corrupción del sistema

Felipe VI y Juan Carlos I
Felipe y Juan Carlos.

La generación coetánea del futuro rey deberá luchar contra la crisis que ha dejado noqueadas a sus recién creadas familias; y reclamar la solidaridad, la honradez y la cultura como valores.

La quinta de Felipe VI: cuarentones frente a la crisis y la corrupción del sistema

La generación coetánea del futuro rey de España deberá luchar contra la crisis económica que ha dejado noqueadas a sus recién creadas familias; y reclamar la solidaridad, la honradez y la cultura como valores básicos de la sociedad. Además de abrir un debate sobre el modelo de Estado.

Resulta que soy de la quinta del futuro rey Felipe VI. Me llaman de un periódico solicitándome una valoración sobre esta nuestra generación;  la misma —según me dicen— que va a tener ahora, en su cumbre, a todo un jefe del Estado. La quinta de los que hemos nacido en el año de la Primavera de Praga y la posterior invasión rusa, pocos meses después; la del mayo francés (que doce meses antes, por cierto, ya había tenido protagonismo en la propia Universidad de Santiago de Compostela), en el año de los sonados asesinatos de Martin Luther King o Bob Kennedy, y también en el año en el que, en el cine, Kubrick imaginó una Odisea del espacio para el 2001 (¡donde va ya el 2001!)... En aquel año 1968 nació el actual príncipe Felipe y, entre otros muchos, un servidor.      

Hablar ahora de generaciones no sé si es muy acertado. En esta época de los individualismos, como tan bien estudió el francés Gilles Lipovetsky, a quien muchos de nosotros leímos en los noventa. Yo no me siento de generación o ‘tribu’ alguna. Excepto la cronológica. Pero sí estoy convencido de que los de nuestra quinta deberían —o deberíamos— ejercer una responsabilidad clara: ahora que, ya cuarentones, vamos teniendo eso que llaman ‘perspectiva histórica’, y también el poso de los años ya cumplidos.

Nos tocaría, por ejemplo, restablecer en la sociedad los valores básicos de solidaridad, justicia, honradez y sensibilidad, que parecen perdidos. Uno siente que los necios nos han estado invadiendo. Y esto sí que no es la ciencia ficción de Stanley Kubrick. Contra el cemento que ha armado la cabeza de los imprudentes y botarates  solo se puede luchar con el conocimiento, con la cultura, con la sensibilidad. Si esto nos uniera, entonces magnífica generación seríamos.

La quinta de la crisis

Por otra parte, somos, lamentablemente, la quinta de la crisis. Esto lo vamos a tener interiorizado el resto de nuestras vidas. Hemos ido asistiendo a la caída de un sistema económico falso y usurero. Los de los números, que olvidaban las Letras, erraron al 100% en el suyo, los muy malditos. Somos los que padecemos el paro con cargas familiares. Somos los de la desilusión. Muy preparados, sí, como nunca estuvieron quizás las generaciones anteriores, pero de pronto sin hueco para desarrollarnos.

En fin. He aquí la generación del Príncipe. Nada tiene que ver uno, por lo tanto, con este hombre alto y barbado a veces, a quien deberíamos, por cierto, someter a referéndum.

Comentarios