Rajoy se preocupa más por los bancos que por los hijos de las familias humildes

Mariano Rajoy. / Twitter
Mariano Rajoy. / Twitter

Un gobierno que permite los índices de pobreza infantil que sufrimos en España es un gobierno que no puede considerarse digno. Y humanamente tampoco legítimo, según este autor. 

Rajoy se preocupa más por los bancos que por los hijos de las familias humildes

Un gobierno que permite los índices de pobreza infantil que sufrimos en España es un gobierno que no puede considerarse digno. Y humanamente tampoco legítimo, razona este autor. 

Hay quien piensa que en política no existen límites a la hora de conseguir el más ansiado fin: el poder. Cantaba José Luis Perales que no hay una cárcel más dulce que la del amor, pero aquí los del PP han encontrado otra: la impostura que sostiene toda su propaganda manipulada y falsa, como base esencial para permanecer en el poder una vez que lo alcanzan. Llegan al poder mintiendo y no saben hacer otra cosa que seguir mintiendo. Pero, como todo en la vida, las mentiras son soportables hasta cierto punto por una sociedad. Por eso hoy me gustaría explicar qué significa para la derecha el problema dramático que tenemos en este país de pobreza infantil.

En concreto 2 millones 300 mil menores, un 27% del total, que viven bajo el umbral de la pobreza. Unas cifras parecidas a las que dio hace meses Cáritas y que solo consiguió el desprecio de Feijoó, el delfín gaitero de Rajoy. La cuestión es que nadie puede dudar que una de las principales heridas que sufre esta sociedad tan maltratada por el “euroreich” de Merkel es que cientos de miles de familias no pueden darle de comer adecuadamente a sus hijos. Y, en la mayoría de estos casos, el problema va más allá de la comida para entrar en terrenos como el desarrollo humano, educativo y social de los menores afectados por el desempleo duradero de sus progenitores. En Europa solo Grecia nos supera en estos índices de indignidad gubernamental y drama humano, pero aquí nos dicen los palmeros que defienden en los medios al PP y los sectarios que se pasean por diversos foros o por la barra de los bares, que estamos saliendo de la crisis porque la prima de riesgo ha bajado 500 puntos. ¿Para qué hablar de los niños que pasan hambre si el IBEX 35 cada día engorda más? 

Llegados a este punto me gustaría recordar lo sucedido en el parlamento de España, hace apenas 1 año, cuando el PSOE, y toda la oposición, pidió al gobierno un plan contra la pobreza infantil. ¿Recuerdan que respondió la portavoz del PP, Susana Camarero, a Rosa Aguilar? Lo siguiente: “Déjense de ocurrencias y de parches; y si quieren aplíquenlas ustedes en las comunidades autónomas donde gobiernen; estamos hartos de sus ocurrencias”. Es decir, que para la derecha poner en marcha un plan para proteger la infancia en España era “una ocurrencia”. O tal vez es que Camarero había escuchado a Sáenz de Buruaga, cuando se rió de la iniciativa legislativa en Andalucía para que los niños pudiesen comer 3 veces al día, tutiteando lo siguiente: “Otra ocurrencia Andalucía. Los niños por decreto tres comidas al día. Y por que no una bicicleta”. Luego, es verdad, se disculpó diciendo que no se le había entendido bien su “ironía”.

Pobreza y natalidad
La política es clave para construir la sociedad que queremos. Pero también para deconstruir. La herencia que dejó Teacher en Inglaterra tras sus años de mandato fue una pobreza infantil muy elevada que empezó a corregirse a mediados de los 2000 gracias a programas laboristas contra la exclusión social como el “Sure Start”.
Aquí, sin embargo, la derecha se queja de que no exista una tasa de natalidad que asegure el reemplazo generacional mientras abandona a las familias sin recursos,  penaliza la emancipación de los jóvenes, impiden que sigan cursando sus estudios si no tienen dinero y obligan a emigrar si quieren un futuro digno y libre. Yo os digo una cosa: España no se merece un gobierno que abandone a sus menores.

 

Comentarios