El presidente Obama pedirá autorización al Congreso antes de atacar Siria

El presidente Barack Obama, reunido con su equipo de seguridad nacional / Pete Souza
El presidente Barack Obama, reunido con su equipo de seguridad nacional / Pete Souza

'¿Qué mensaje estamos mandando al mundo si un dictador puede gasear a sus ciudadanos sin pagar por ello?', se pregunta el presidente de EE UU, decidido a atacar en cualquier momento.

El presidente Obama pedirá autorización al Congreso antes de atacar Siria

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pedirá autorización al Congreso antes de atacar Siria. “He decidido que EE UU debe actuar militarmente; puede ser mañana, la semana que viene o en un mes", dijo.

Obama, que hizo referencia al cansancio de los estadounidenses tras dos guerras en Irak y Afganistán, comentó que por esa razón no quiere poner a sus soldados en medio de otro conflicto, pero advirtió que tampoco puede ignorar lo que ocurrió en Damasco. "¿Qué mensaje estamos mandando al mundo si un dictador puede gasear a sus ciudadanos sin pagar por ello?", se preguntó el presidente de EE UU, decidido a atacar en cualquier momento. El ataque será "limitado en duración y objetivos", según el mandatario estadounidense.

La clave de Siria

¿Cuál es la clave en Siria? Ignace Dalle, ex corresponsal en el país de la agencia France Presse y autor del libro La Syrie du général Assad (Editions Complexe), escribió en El País que, desde marzo de 2011 -inicio de la primavera árabe-, mucha gente percibe a Bachar el Asad como un tirano sanguinario, cuya eliminación permitiría a Siria salir de una tragedia que ya ha causado más de 100.000 muertos, que ha sumido en la miseria o en el exilio a millones de sirios y que ha destruido una parte de un patrimonio cultural excepcional. "La realidad es más compleja", precisa Dalle.

El régimen sirio no es, en realidad, una dictadura de un solo hombre, y ni siquiera de una sola familia, como era el caso en Egipto, en Túnez o en Libia. Por muy cruel que pueda ser, Bachar el Asad no es más que la parte visible de un conjunto complejo, y su marginación no cambiaría gran cosa en las relaciones de fuerza en el país. Detrás de él, encontramos a la gran mayoría de los dos millones de miembros de la comunidad alauí, convencidos de que luchan por su supervivencia, explica Ignace Dalle.

¿Dónde se hunden las raíces de tanta complejidad? Como señala también Dalle, no se puede entender la situación actual si no tenemos en cuenta el trato degradante que el islam suní reservó a esta comunidad surgida en el siglo X del chiísmo. Los alauíes, considerados unos apóstatas —"un crimen terrible en el islam", puntualiza el autor del libro La Syrie du général Assad— fueron objeto en el siglo XIV de un pronunciamiento legal del famoso jurisconsulto Ibn Taymiyya que ordenaba su persecución y su muerte. Tras siglos de humillación, debieron su salvación, curiosamente, al colonialismo francés, que, de 1920 a 1941, se apoyó en ellos y en las otras minorías (cristiana, drusa y otras) para contrarrestar el peso de los suníes mayoritarios.

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