El profesor Pérez Royo y la cuestión de cómo salvar lo que queda de España

Banderas de Europa, España y Cataluña. / politicaexterior.com
Banderas de Europa, España y Cataluña. / politicaexterior.com

El catedrático Javier Pérez Royo, flamante fichaje de Podemos, asume que la reforma constitucional es inviable y advierte que un pacto federal tendrá que pasar necesariamente por un proceso constituyente.

El profesor Pérez Royo y la cuestión de cómo salvar lo que queda de España

El catedrático Javier Pérez Royo, flamante fichaje de Podemos, asume que la reforma constitucional es inviable y advierte que un pacto federal tendrá que pasar necesariamente por un proceso constituyente.

 

La pregunta enmarca la arena política en la que debaten desde hace treinta años los herederos del franquismo con los partidos Socialista y Comunista, y al que se han incorporado Podemos, un movimiento popular impulsado por intelectuales de izquierda, y Ciudadanos, triunfante experimento entre la multitud de los que ha ido sembrando la élite del país en el seno de la rancia derecha.

Pero esa pregunta ha dejado de hacerse en Catalunya, y pronto dejará de ser la cuestión en otras comunidades. El Estado, tal y como lo hemos conocido desde la muerte de Franco, está roto. Y lo está porque ha fracasado. No en el sentido con el que Acemoglu y Robinson identifican los Estados fallidos, pero también, al menos en cuanto al déficit democrático.

Es ahora Javier Pérez Royo quien da la respuesta más convincente a la pregunta en su didáctico ensayo La reforma constitucional inviable. Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional, describe los “vicios de origen” que condujeron a la quiebra del entramado constitucional e identifica dos “asignaturas materialmente constituyentes” de las que la democracia española ha evitado examinarse en todo este tiempo. Según su análisis, la Constitución es deforme, monárquica (incurriendo en un anacronismo), bipartidista (porque no respeta el principio de igualdad) y antifederal en cuanto las comunidades autónomas, que son “la Constitución territorial del España”, “para el Estado es como si no existieran”. Inviable, pues, incluso acometiendo una reforma que llegaría ya demasiado tarde.

Aunque Podemos acaba de fichar al catedrático andaluz, su desempeño en la arena política no ha cambiado. Puede que el análisis de Pérez Royo vaya mucho más lejos que sus propuestas de regeneración y que Podemos haya preferido quedarse con lo básico, siempre más fácil de colocar en campaña.

Catalunya no va a volver, advierte Pérez Royo, que apunta la única vía para salvar lo que queda de España (monarquía incluida): abrir un proceso constituyente, necesariamente desde las naciones (aunque huye de este término), que desemboque en un pacto federal. Por esa vía, tal desenlace es sólo una posibilidad. ¿Por qué las naciones estarían interesadas en un Estado federal? O, planteado en modo marketing electoral, ¿con qué piensa seducir Podemos a las naciones, empezando por Catalunya?

La vía que Pérez Royo desearía es algo que “no se ha conseguido nunca” en España: “la renovación del vínculo entre la legitimidad de origen y la legitimidad de ejercicio de una manera jurídicamente ordenada mediante la reforma constitucional”. Parece asumir que no será tampoco esta vez, no tanto por los vicios de origen cuanto por la elusión de la cuestión nacional, que constituye la principal debilidad de la Constitución que ya no puede ocultar más el problema tras el velo de su eficacia.

Diez meses después de que Podemos amenazara con asaltar los cielos del régimen de la Segunda Restauración Borbónica (también así denomina Pérez Royo el actual ciclo), parece que la quiebra de la Constitución no llegará por la presión de los de abajo, sino por la de los periféricos, menos numerosos pero contumaces. Pese a la aceleración de la política, la memoria sigue siendo un arma más poderosa que la ira.

 

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