¿Una parte de los catalanes se quiere ir de España sólo por dinero?

Banderas de España y de Cataluña.
Banderas de España y de Cataluña.

Sería una simplificación responder que sí a secas pero tampoco es descabellado considerar que es un factor clave del proceso. Junto con otros de tipo político, social, cultural, lingüístico e histórico.

¿Una parte de los catalanes se quiere ir de España sólo por dinero?

Sería una simplificación responder que sí a secas pero tampoco es descabellado considerar que es un factor clave del proceso. Junto con otros de tipo político, social, cultural, lingüístico e histórico.

A un lado del Ebro se cree que una parte los catalanes quiere independizarse por dinero, ya sea para ser más ricos por su cuenta o para resituarse en el Estado en otras condiciones financieras. Al otro lado no se niegan esas razones pero se apela más a las emociones, la historia, la cultura y, sobre todo, a que Cataluña es una nación, que ahora quiere un Estado propio. En medio no falta quien aprecia más puntos de encuentro que dificultades para que Cataluña siga siendo parte de España, que sin Cataluña, como dice el ex presidente Felipe González, ya no sería España.

¿Es la economía entonces el vector dominante de la situación política catalana a la hora de querer la independencia? Seguramente es una simplificación responder de modo afirmativo, pero tampoco sería descabellado sostener que es un factor clave del proceso. Junto con otros de tipo político, social, cultural, lingüístico e histórico.

Cuando este debate se lleva a Galicia, donde al menos una cuarta parte de sus ciudadanos también se sienten nación, pero no todos ellos independentistas, suele llegarse a la conclusión de que para Galicia no tendría sentido pedir lo que piden los catalanes. Políticamente, como diría el nacionalista Xosé Manuel Beiras, porque no existe esa conciencia colectiva en estos momentos, y económicamente, como sostienen los expertos, porque los saldos financieros con el Estado en la Seguridad Social y en la Administración general harían inviable una Galicia independiente, salvo que quisiera ser un país más atrasado. Ahora bien, tampoco falta desde el independentismo quien argumenta que una Galicia sin ataduras con España sabría buscarse mejor la vida y salir adelante, en busca de su nicho en un mundo globalizado, se supone que dentro de la Unión Europea.

La gran ventaja que tiene Cataluña es económica. Es la locomotora industrial de España, está bien situada, tiene una de las grandes y más modernas ciudades de Europa y del mundo, Barcelona, y dentro de la Unión  Europea ve viable vivir mejor, hablando a su gusto y sin depender de España para entenderse con Bruselas. Vendría a ser en sus aspiraciones un país como Holanda o Dinamarca, no sin antes un duro período de adaptación.

Ni el nuevo Rey ni el actual Presidente del Gobierno son capaces de desempeñar el papel de estadista que requiere España en esta situación

 

Con ello, no se trata de negar que si Cataluña se independizase lo pasaría mal, si España dificultase su vuelta a la UE, pero tampoco se puede perder de vista que una España sin Cataluña sería un país desindustrializado –aún más- que perdería de golpe el 20% de su Producto Interior Bruto (PIB) y, en consecuencia, al menos un porcentaje similar de sus ingresos públicos. Probablemente superior, ya que los catalanes son más productivos que la media de los españoles, con lo cual producen más con menos gente. Así se explica, por ejemplo, que con cuatro millones de personas menos que Grecia su PIB supere en unos 20.000 millones de euros el del país heleno.

Visto desde fuera, tal vez lo mejor sea buscar el punto de encuentro, a sabiendas de que este problema no se resuelve sólo con la Constitución, como pretende Mariano Rajoy. Es probable que eso mismo sea también un problema, porque España carece hoy de un líder, de un estadista capaz de arreglar este gran lío. Y eso sí que no es un problema económico, sino político. Felipe González parece estar viendo ese inmenso vacío, que no ocupan ni el Rey ni el Presidente del Gobierno. Pero el ex presidente es eso mismo: un ex presidente. @J_L_Gomez

¿Una Nación de naciones?
¿Las naciones? ¿O una Nación de naciones? Podría ser una salida para encauzar la situación de Cataluña en España. Aunque algunos parecen haber descubierto el pasado fin de semana la apelación del ex presidente Felipe González a una España nación de Naciones, en la que Cataluña tendría estatus constitucional de nación, el ex jefe de Gobierno empezó a escribir estas cosas en el diario El País en el verano de 2010. Una lástima que Mariano Rajoy, llamado entonces a ser presidente ante un Zapatero noqueado, no se enterase.

 

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