Occidente y estados sátrapas de Oriente Medio se ven ahora superados por el EI

Miembros del ISIS.
Miembros del ISIS.

A Estados Unidos y sus aliados les ha pasado lo mismo que en el Afganistán de los años 70, al suministrar armamento a tribus equivocadas en el momento equivocado.

Occidente y estados sátrapas de Oriente Medio se ven ahora superados por el EI

A Estados Unidos y sus aliados les ha pasado lo mismo que en el Afganistán de los años 70, al suministrar armamento a tribus equivocadas en el momento equivocado.

Todavía estamos impactados por unas imágenes horribles que no debieron ser emitidas, por respeto a la víctima y cortar de raíz el intento mediático de unas alimañas, que solo desde la más absoluta depravación moral pueden prender esa hoguera que quema en vida a un muchacho, un hermano musulmán, Kasaesbeh, un joven piloto jordano. Nos  queda la esperanza de que esos asesinos se vayan pronto a “su paraíso”, les nieguen las cien mujeres que les promete su  absurda yihad y que sean expulsados por indignos musulmanes. Toda la solidaridad y condolencias por las víctimas de París, los degollados rehenes japoneses, el piloto jordano y demás víctimas ejecutadas por unos seres despreciables. Están condenados a desaparecer, no son recuperables para la sociedad. Durarán el tiempo que tarde en extinguirse su propia mecha. Estamos ante una situación muy compleja y triste  que está sirviendo de coartada para el auge de   integrismos xenófobos ultraconservadores con  aires bélicos, en busca de enemigos lejanos. Europa debe ser firme con estos grupos, aislarlos y demonizarlos,  son la otra cara de los cien, mil o diez mil terroristas, que nunca serán Islamistas, son escoria, el Islam y sus mil quinientos millones de fieles nada tiene que ver, son hermanos. Que no nos engañen los mandatarios de aquel Selfing masivo en París, que alimentaron a las fieras que ahora nos atacan.  

No son islamistas esos descerebrados que están cultivando su esperpento en tierras árabes. Tierras sembradas de decenas de miles de muertos por un sátrapa, en el caso de Siria, el sanguinario Bashar al-Assad, presidente desde el año 2000,  precedido por su padre Hafez al-Assad, quien fue presidente desde 1970 hasta su muerte dejando heredero, como si de una monarquía se tratase.  Con  un Occidente pusilánime que suministró armas a la oposición, débil oposición, para derribar a este régimen firmemente sustentado por Rusia y sus intereses geo-estratégicos, apoyado por el antagonismo radical de un Putin, simulador de zar del siglo XXI. Occidente sabía que este caso era diferente al de Libia, por ejemplo; que requería respuestas  inteligentes.

Los egoístas intereses electorales conllevaron al siguiente razonamiento: “Que se maten entre ellos, que son parientes”. A EE UU y sus aliados les ha pasado lo mismo que en el Afganistán de los años 70,  suministrando armamento a  tribus equivocadas en el momento equivocado y a resultas de ello, ahora asistimos a un intento de estado “pseudoislámico” -el EI o ISIS-, sin territorio definido, causando miles de muertos por Siria, Irak y la zona kurda de Turquía. A ese monstruo en ciernes que ahora exporta terroristas, devolviendo “favores” en forma de atentados, lo han alimentado Occidente y estados sátrapas de Oriente Medio,  suministrándoles armas, con petrodólares en cascada,  para que se entretengan con su carnicería particular lejos de sus fronteras de lujo, moquetas doradas, centros comerciales acondicionados  con olor a Channel y sus limusinas puerta a puerta. Eso sí, los dólares tienen olor y sabor a Occidente. Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego,  decía el recordado Mahatma Gandhi. O tal vez suceda que ya lo estamos.

Comentarios