¿Por qué el mundo no se estremece por los 147 muertos del atentado en Kenia?

Supervivientes del atentado de Kenia.
Supervivientes del atentado de Kenia.

Medios de comunicación, políticos y ciudadanos somos culpables de llevar décadas considerando parte de la idiosincrasia del continente africano el hambre, la miseria y la violencia que lo azotan.

¿Por qué el mundo no se estremece por los 147 muertos del atentado en Kenia?

Medios de comunicación, políticos y ciudadanos somos culpables de llevar décadas considerando parte de la idiosincrasia del continente africano el hambre, la miseria y la violencia que lo azotan.

La proximidad con Francia podría explicar el impacto que el atentado de París tuvo en nuestro país, y la indiferencia que en general nos provocan los que diariamente ocurren en Irak. Pero, ¿es sólo una cuestión de distancias kilométricas? En el año 2007, 33 universitarios eran asesinados en Virginia, la amplia cobertura informativa de este suceso trajo hasta nuestras pantallas cientos de análisis políticos, de imágenes de aquel suceso, y hasta los aniversarios de aquellos asesinatos siguen aún hoy, ocho años después, captando la atención de los medios. Hace unos días, un atentado terrorista sesgaba la vida a 147 estudiantes de la universidad keniata de Garissa , y la noticia se veía desplazada por las buenas temperaturas durante la Semana Santa, y por los índices de ocupación hotelera en nuestro país. Los mismos poco más de 6000 km nos separan de cada una de estos lugares, pero en lo referente a nuestros sentimientos , la ciudad africana parece con respecto a la americana, situada a años luz de nuestras fronteras. 

Así pues, se prefiere hablar de temas ocurridos en occidente, que relatar en profundidad los sucesos de otras zonas del planeta, quizás porque todos, medios de comunicación, políticos, y ciudadanos, somos culpables de llevar décadas resignándonos, y considerando parte de la idiosincrasia del continente africano el hambre, la miseria, y la violencia que lo azotan; mirando para otro lado ante el expolio al que sometemos a sus recursos naturales; y condenando al inmovilismo a millones de personas al normalizar la situación de miseria en la que se encuentran. Hasta el Presidente del Gobierno es capaz de confundir dos países que se encuentran a miles de kilómetros uno del otro, porque qué más da que se trate de Nigeria o de Kenia? los dos están en el “continente olvidado”, en las antípodas de nuestra realidad.

Lo cierto es que sólo demostramos empatía cuando identificamos la imagen de las víctimas con la nuestra propia, cuando el miedo llama a nuestra puerta, y bajo la apariencia de la solidaridad subyace el egoísmo para compadecernos de nosotros mismos. Ocurrió con el ébola, y seguirá pasando hasta que asumamos que todas las vidas tiene el mismo valor cualquiera que sea su raza, religión, o lugar de nacimiento.

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