Pocas veces como en ésta ha sido tan evidente el poder real de determinadas elites

El acto de juramento de Felipe VI.
El acto de juramento de Felipe VI.

Buenas dosis de continuismo marcan el principio de reinado de Felipe VI,  diseñado por Rajoy de acuerdo con las élites financieras, que son también dueñas de los principales media de Madrid.

Pocas veces como en ésta ha sido tan evidente el poder real de determinadas elites

Poca sensibilidad respecto de las nacionalidades del Estado y buenas dosis de continuismo marcaron el principio de reinado de Felipe VI,  diseñado por Rajoy de acuerdo con las élites financieras, que hoy son también dueñas de los principales "media" de Madrid.

La proclamación de Felipe de Borbón como nuevo Jefe de Estado no consiguió transmitir ningún empuje renovador o transformador, sino la más pura continuidad, cuando no continuismo. El proceso de la abdicación, activado por la repentina decisión de su padre, el rey dimisionario, no consiguió llenar de monárquicos ni las calles del trayecto real ni la propia Plaza de Oriente, pese al carácter festivo del día en la capital del Estado. El comienzo del reinado de Felipe VI, por otra parte, se caracterizó también por la adopción de decisiones de excepcionalidad (prohibición de concentraciones, prohibición del uso de la bandera republicana) abiertamente inconstitucionales.

Pocas veces como en ésta ha sido tan evidente el poder real de determinadas elites, hoy vinculadas a las empresas del IBEX 35 y, por vez primera, propietarias de los principales grupos mediáticos madrileños y de las principales TV privadas estatales. Porque es evidente que fue Rajoy y no Felipe VI quien marcó los contenidos del mensaje real y los tiempos de los actos de proclamación. Pero  Rajoy, con Rubalcaba, actuó como intérprete del sanedrín que en seguida enfrió la pulsión de cambio que latía e incluso late en sectores importantes de la base social del PP y del PSOE. Las élites financieras y mediáticas madrileñas quieren, como mucho, muy pequeños retoques. Incluso hasta parece que rechazan reformaslampedusianas. Por ellos no habría ni cosméticas reformas institucionales.

El nuevo Jefe del Estado introdujo tres agradecimientos en gallego, catalán y euskera, lo que nunca hizo  su padre. Pero lo hizo  al hilo de las ideas de "unidad y no uniformidad" y "lenguas regionales que son una riqueza para todos". Ideas que pertenecen a la realidad de la España preconstitucional y que son impropias para definir la percepción de un Jefe de Estado de nuestra generación en relación  con las nacionalidades del Estado.

Como también fue impropia la apelación a su generación-que también es la mía- para reactivar un supuesto regeneracionismo que no se atisbó en otras partes del mensaje real, más allá de genéricas apelaciones a la honestidad.

Más de lo mismo. Eso sí, contado desde la más absoluta unanimidad de los grandes "media" madrileños. Desde hace algunos meses, en otros casos ya años, directamente controlados por las élites financieras de la España cañí.

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