El macho valiente y la mujer sumisa han vuelto de la mano de los más jóvenes

Jóvenes de paseo en bikini.
Jóvenes de paseo en bikini.

El sexismo crece. No es mi opinión, lo dicen los expertos y lo confirman los estudios, nuestros jóvenes son más machistas que la generación de sus padres.

El macho valiente y la mujer sumisa han vuelto de la mano de los más jóvenes

El sexismo crece. No es mi opinión, lo dicen los expertos y lo confirman los estudios, nuestros jóvenes son más machistas que la generación de sus padres.

La imagen del hombre macho, agresivo y valiente frente a la de la mujer bella y sumisa ha vuelto. No es mi opinión, lo dicen los expertos y lo confirman los estudios. A principios de año en España conocíamos un informe realizado por el CIS y la Secretaría de Estado de Igualdad que confirmaba que nuestros jóvenes son más machistas que la generación de sus padres.

Pero no nos hace falta un estudio para comprobar que comportamientos que parecían estar desapareciendo o casi desterrados, están volviendo. Si en nuestra época cantábamos eso de “If you wanna be my lover, you gotta get with my Friends” (“Si quieres se mi amante, tienes que llevarte bien con mis amigos”) bajo el slogan de Girl Power, ahora tarareamos estribillos del tipo “tú tienes la boca grande, dale ponte a jugar”. Y sí, cantamos, ellos y nosotras.

No estamos hablando solo de reguetón, para este tipo de música ya hicieron una gran campaña estudiantes de Diseño Visual de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Colombia. Hablo de algunos de los videoclips más vistos en internet, de los cantantes que más venden, muchas veces protagonizados por un hombre, no muy agraciado físicamente rodeado de (varias) mujeres hermosas.

Hablo de la diferencia entre los y las periodistas que presentan los informativos.

Hablo de las azafatas-florero que, sin información del evento o tan si quiera dónde están los baños, todavía vemos en congresos y ferias. 

Hablo de cientos de campañas publicitarias a las que, en principio, no relacionaríamos  con una mujer o con el sexo. El fastfood, es un campo propenso a sexualizar la mujer. Parece que son decenas los directivos a los que se les ocurren las mismas  finas ironías sobre lo que come o no una mujer. Pero me preocupan más otros anuncios dirigidos a nosotras. Fue el caso de la campaña que lanzó Dolce & Gabbana y en la que jugaba con la peligrosa línea entre sexualidad y violencia. O la literatura erótica tan de moda y dirigida solo a ellas.

Anuncio de Dolce y Gabbana acusado de machista
Publicidad de Dolce & Gabbana.

 

Son las cuestiones menos explícitas las que más confunden, especialmente a la juventud. Una juventud confusa (como lo hemos estado todos) y en la actualidad sexualizada hasta el extremo. Y en ese campo las mujeres siempre salimos perdiendo.

Piénsenlo: ¿Cuántos hombres hoy en día salen desnudos en las películas? ¿Cuántas mujeres? Entiéndanme, no quiero que empecemos a ver penes sin razón en los filmes ni que ellas se tapen en las escenas de sexo, no soy una puritana, pero lo que todos sabemos (o deberíamos tener claro) es que cuando la sociedad habla de sexo, lo hace siempre en términos machistas. 

Si a finales de los 90 y a principios del milenio parecía que queríamos dar pasitos al frente y las feministas se escandalizaban cada vez que un cuerpo de mujer se utilizaba para vender cualquier cosa, hoy esas mismas feministas son criticadas en las redes. Si no, observen la campaña de Twitter #micromachismos, tantas veces tildada de exagerada. Con este hashtag no se hace más que señalar y criticar pequeñas acciones que todavía tienen una sombra de sexismo. A muchos les puede parecer estúpido, pero cada acción es una pequeña pincelada que como adultos puede que ya no nos afecten (o que ya lo hayan hecho), pero para aquellos que todavía están formando su personalidad van calando, gota a gota. En ellos y en ellas.

Nos hablan de la libertad sexual de la mujer, de la libertad para elegir, para exhibirse si así lo desea. Nos engañan, nos engañamos a nosotras mismas. No es más que la misma idea de satisfacer al hombre y a una industria, a una sociedad, en resumen, a un mundo todavía muy machista.

'Mamading' en Ibiza
Pensemos en el famoso mamading de Ibiza. Nadie obligó a la protagonista a hacer nada, ¿pero es realmente libre? ¿Cómo la han educado? ¿Cómo le hemos enseñado entre todos cuál es su labor como mujer?
De nuevo, ellas, nosotras volvemos a ser objetos, cada vez más. La mujer no es libre y no lo será mientras los roles por sexos sigan siendo distintos. Conozco a padres a los que todavía les molesta que su niño juegue con muñecas en vez de con un balón.
Vamos hacia atrás. Hace unos años parecía que las páginas rosas y azules querían desaparecer de los catálogos de juguetes, ahora vuelven las definiciones de  “princesas” y “campeones” desde la más tierna edad, en los pañales y bodis de bebé.
Si alguien cree que exagero, que este es un problema solo de orgullo femenino, no olvidemos que el machismo mata. Y mata en todo el mundo. No solo hay lapidamientos en Afganistán o feminicidios en Ciudad Juárez. Asesinatos machistas hay en todos los países occidentales. Así que reflexionemos, todos y todas, sobre qué estamos haciendo mal.

 

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