Llegan ateridos y hambrientos los estorninos rezagados. Anuncian más frío aún
Enero se acerca a su fin y la llegada de los últimos estorninos nos recuerdan que todavía queda mucho invierno por delante, que nos tenemos que preparar para un tiempo inclemente.
Siguen llegando. Ateridos, en pequeños grupos, llegan a la costa los últimos estorninos, los que vienen de más lejos o quizá los despistados, que no se enteraron en su momento de la noticia del frío, de las heladas, de las temperaturas bajo cero y los temporales. Ellos no escucharon las señales, entretenidos en no sé qué, no se dieron cuenta de que sus compañeros más avispados ejercitaban sus alas y preparaban ya el largo viaje. Ahora llegan ellos. Hambrientos, se lanzan a las campas a comer las amargas bolitas de la hiedra que despreciaron los otros.
Estorninos ruidosos, bullangueros que se agolpan en las ramas de los árboles y al atardecer, después de un jolgorio de saludos y empujones, buscan su sitio y se arremolinan junto al tronco dándose calor. Bellos estorninos de destellos dorados que no quieren sino sobrevivir una noche más, con estos fríos.
Fotografías de Begoña Ripalda.