No todos los aficionados radicales del mundo del fútbol son violentos

Lendoiro, en el entierro de Francisco Javier Romero Taboada.
Lendoiro, en el entierro de Francisco Javier Romero Taboada.

Los que hemos estado en contacto con ellos y conocemos su funcionamiento sabemos que existen distintas facciones y algunas de ellas tienen, aunque resulte increíble, una clara labor social.

No todos los aficionados radicales del mundo del fútbol son violentos

Los que hemos estado en contacto con ellos y conocemos su funcionamiento sabemos que existen distintas facciones y algunas de ellas tienen, aunque resulte increíble, una clara labor social.

 

Augusto César Lendoiro, ex presidente del Deportivo, acudió al entierro de Francisco Javier Romero Taboada, 'Jimmy', pero no lo hizo en calidad de embajador, ni de ex presidente de la entidad.  Lendoiro acudió al cementerio para dar sus condolencias a los allí presentes y eso pese a la  sorpresa de muchos y el estupor de los más políticamente correctos, no deja de ser el agradecimiento a aquellos que en su momento fueron su apoyo.

Más allá de su gestión en la entidad blanquiazul, un tanto discutida en los últimos tiempos, del significado que entrañaba el participar en el sepelio y de las ampollas que suscitaba el hecho de hacerlo, Augusto César Lendoiro, una vez más murió matando. El ex dirigente deportivista demostró coherencia y entereza a la hora de acudir de forma individual a un acto religioso que iba a traerle efectos negativos para su futuro profesional.

Dio el pésame a los familiares y a los ultras de Riazor Blues, dando la espalda a la hipocresía y la doble moral a la que muchos juegan para preservar el sillón que ostentan. Seguramente, siendo totalmente consciente de las consecuencias que esto le acarrearía. Es difícil, por no decir imposible, compartir la actuación  de Lendoiro, pero si es elogiable el haber sido fiel a sus principios pese a quién le pese.

Los que lo conocen, tienen el claro convencimiento de que más que un apoyo a los ultras, algo que no se le pasaría por la cabeza al ex presidente, lo que ocurrió en Feáns, fue una demostración de respeto a aquellos que en su momento estuvieron a su lado.

La Liga de Fútbol Profesional (LFP) reaccionó de inmediato y expulsó de su seno a Lendoiro, como embajador internacional y lo hizo sin mediar pregunta alguna, coartando sus actuaciones que en ningún momento se desarrollaron en nombre de la Liga de Futbol profesional. La LFP intentó ponerse en contacto con el ex presidente deportivista al observar las imágenes, pero ante la imposibilidad de encontrar una explicación, decidieron actuar de inmediato. Suena cuando menos extraño que haya sido Javier Tebas, ex delegado provincial en Huesca de las juventudes del partido político Fuerza Nueva, el artífice de la expulsión de Lendoiro.

Tino Fernández ha cerrado la grada donde habitualmente se ubican los Blues de forma simbólica y provisional, a la espera de las reacciones por parte de los ultras, pero no ha tomado la misma decisión que el Atlético de Madrid con el Frente Atlético. Quizás la actual directiva ha actuado con cautela para intentar que las aguas vuelvan rápido a su cauce y conseguir evitar cualquier tipo de incidentes en las inmediaciones del estadio de Riazor.

La aparición de Lendoiro será abordada, a buen seguro, por la reunión extraordinaria que se celebrará en el Consejo Superior de Deportes. Todo indica que el presidente de la Federación Española, Ángel Villar, volverá a estar ausente, esta vez por un viaje a Suiza, pese a la gravedad de los hechos.

El problema está encima de la mesa y es ahora el momento en el que los radicales deben ser erradicados de los campos de futbol. Pese a que no todos los integrantes de este tipo de grupos radicales son violentos. Los que hemos estado en contacto con ellos y conocemos su funcionamiento sabemos que existen distintas facciones y algunas de ellas tienen, aunque resulte increíble, una clara labor social.

La acción debe ser quirúrgica y muy precisa, a la hora de extirpar el cáncer que padecen estos agrupaciones de cara a extinguir con la ley en la mano, a todos aquellos que no aman el deporte del fútbol y ven en él la forma de hacer daño a aquellos que disfrutamos de ello.

Decía Groucho: Estos son mis principios si no le gustan tengo otros. Augusto tiene los suyos y son inapelables.

                                                                              

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