El lenguaje político adormece, sólo abrimos los ojos ante lo políticamente incorrecto

Donald Trump. / donaldjtrump.com
Donald Trump. / donaldjtrump.com

El show vende. Donald Trump vende. Pero los estadounidenses son y deben ser más inteligentes y no acudir hacia la luz como las polillas, sabemos que eso nunca acaba bien para ellas.

El lenguaje político adormece, sólo abrimos los ojos ante lo políticamente incorrecto

El show vende. Donald Trump vende. Pero los estadounidenses son y deben ser más inteligentes y no acudir hacia la luz como las polillas, sabemos que eso nunca acaba bien para ellas.

Aupar la polémica frente a la corrección resulta, en cierto modo, más divertido. Se observa constantemente en los programas de televisión. ¿Cuáles tienen más éxito? Aquellos en los que las personas que intervienen son más políticamente incorrectas, aquellos en donde los que hablan dicen cosas que la mayoría de los mortales no nos atreveríamos a decir o a hacer. Alguien que sea correcto, educado y que hable con tranquilidad, exponiendo ideas con elegancia y grandes dosis de conocimiento… aburre.

El show vende y Donald Trump vende. Por eso obtiene más repercusión mediática que ningún otro candidato. Sus intervenciones televisivas son las más vistas, las noticias que hablan sobre él en los medios son de las más leídas. Sus exabruptos son tomados a broma y hay quienes exclaman tras escucharlo: “qué tipo!”, como con envidia de no ser uno mismo ese tipo. Ese que llama “puerca gorda” y “animal repugnante” a una presentadora de televisión. Ese que tacha a los inmigrantes mexicanos de delincuentes y narcotraficantes. Ese que expulsa a periodistas latinos de sus ruedas de prensa… Pues ese tipo es quien lidera las encuestas del voto republicano. Y ¿por qué? Sus seguidores alaban que ‘The Donald’, como ya le han apodado, diga, según ellos, las verdades que el resto de candidatos no dicen. Y que lo haga de manera directa, para el fácil entendimiento de todos. Su defensa por los norteamericanos toca el corazón de los que se sienten más patriotas. El multimillonario apela al resurgimiento de una América que, según Trump, se ha mostrado demasiado flexible en su apertura de brazos a personas llegadas de cualquier parte del mundo y que ha dejado que los norteamericanos perdieran sus empleos para dárselo al mercado chino, japonés o mexicano. 

El lenguaje habitual de un político parece adormecer a las masas y cuando aparece alguien tan incorrecto y directo como Trump, la gente abre los ojos, se sienten atraídos hacia lo desconocido. Pero los estadounidenses son y deben ser más inteligentes y no acudir hacia la luz como las polillas, sabemos que eso nunca acaba bien para ellas.

EE UU es la potencia mundial líder, la que se presupone, da ejemplo de democracia. ¿Es posible que los ciudadanos que forman parte de la superpotencia a la que muchos admiran y otros tantos odian (quizá por esa misma admiración), estén pensando seriamente en dar su voto a un personaje más apto para presentar un show sobre negocios (como ya hizo en su momento) que para liderar un país y no cualquier país, los Estados Unidos de América? Hay que tener en cuenta que parte de esa admiración a EE UU se debe, precisamente, a la apertura de brazos que tiene con respecto a los inmigrantes, quienes tienen la posibilidad de conseguir un éxito que en sus países de origen a veces resulta más difícil de conseguir. Donald Trump no parece tan contento con la presencia de inmigrantes, principalmente con los latinos, y puede que su discurso, de ser el ganador, haga flaquear a la superpotencia en vez de fortalecerla. ‘The Donald’ es un magnífico empresario que supo resurgir de las cenizas de una bancarrota en los años 90 pero no parece estar demostrando tan buen hacer en su loca carrera hacia la presidencia de EE UU.

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