Galicia: ¿Escenario casual de grandes catástrofes por tierra, mar y aire?

Nuria Díaz Ilustración & Diseño
Nuria Díaz Ilustración & Diseño

Galicia registró en las últimas cuatro décadas los accidentes del caravelle de Aviaco (1973), el Prestige (2002) y la reciente tragedia ferroviaria ocurrida en la localidad compostelana de Angrois.

Galicia: ¿Escenario casual de grandes catástrofes por tierra, mar y aire?

El maleficio parece que persigue a Galicia en materia de catástrofes, por tierra mar y aire, pero es preciso ir más allá de la excusa fácil de la superchería, de las meigas y trasnos, y ver de llegar a a alguna conclusión racional que seguro que la hay, aunque a lo mejor está recluida en algún zulo de intereses de empresa o verdades ocultas de la Administración. En las últimas décadas, el país gallego sufrió tres siniestros que conviene recordar. En agosto se van a cumplir cuarenta años del accidente de aviación en Montrove, zona próxima al aeropuerto coruñés, el más grave que sucedió en Galicia. Pereció todo el pasaje, ochenta y cinco personas. Era un caravelle de Aviaco, procedente de Madrid, que intentó tres veces aterrizar en una mañana de niebla intensa. En el curso de las maniobras de aproximación la aeronave dio con una de las alas en un bosque de elucaliptos y se vino abajo. La cuestión quedó zanjada con el dichoso fallo humano. No se produjo debate sobre las medidas de seguridad del aeropuerto, del aparato, etc. Y un dato que entra de lleno en la falta de recursos que se acusaba en aquel momento para la identificación de los cadáveres: cuarenta víctimas fueron enterradas en una fosa común del cementerio municipal de San Amaro. Este siniestro sucedió un 13 de agosto de 1973.

Otro día 13

Curiosamente, (más elementos para que el imaginario popular trabaje con la superstición) fue también un 13, en este caso de noviembre, cuando el Prestige quedó a la derivapara acabar hundiéndose el 19 del citado mes con 77.000 toneladas de petróleo que acabaron en nuestras costas. Es considerada como una de las catástrofes más graves de la historia de la navegación y tercer accidente más costoso de la historia. Las responsabilidades, a saber. El juicio se celebró recientemente, pero uno tiene la impresión de que el debate fue un auténtico pim-pam-pum, sálvese quien pueda, tirándose la pelota unos a otros con Mangouras de chivo expiatorio.

Chivos expiatorios

Como ahora lo es el maquinista del Alvia, Francisco José Garzón, tren que descarriló en la víspera de la festividad del Apóstol con 79 víctimas mortales por el momento y ojalá que la cifra ya no se mueva. Estamos ante el siniestro más grave de los últimos cuarenta años. El conductor del convoy confesó despiste, pero falta que Adif y Renfe admitan su corresponsabilidad porque los sistemas de seguridad quedan bajo sospecha, además de la supuesta negligencia de confiar a una sola persona los designios de un trayecto que ante cualquier eventualidad: distracción, desmayo, mareo, etc, como acabamos de ver, puede tener el resultado trágico que conocemos. Tres gravísimos accidentes con un escenario común, Galicia. ¿Fortuitos? No. Eso no vale. ¿Nos toman el pelo a los gallegos a la hora de planificar y gestionar? Es posible.

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