¿Qué fue de la gran mezquita de Barcelona en la antigua Plaza Monumental?

Plaza de toros de Barcelona.
Plaza de toros de Barcelona.

Mirada a Cataluña. El deseo de atraer musulmanes a la causa independentista exigirá concesiones, según explica este profesor y periodista en una nueva colaboración para este periódico.

¿Qué fue de la gran mezquita de Barcelona en la antigua Plaza Monumental?

Mirada a Cataluña. El deseo de atraer musulmanes a la causa independentista exigirá concesiones, según explica este profesor y periodista en una nueva colaboración para este periódico.

 

Dicen que Dios tiene un gran sentido del humor. Eso fue lo que escribió un periodista alemán, con gran repercusión, cuando, al final de la II Guerra Mundial, el nuevo gobierno de la República Federal Alemana decidió que todos los castillos, villas, balnearios y similares que el III Reich reservara para la regeneración de la raza aria fueran destinados a hospitales y centros asistenciales para todos los lisiados, subnormales, impedidos o personas con todo tipo de problemas físicos y psíquicos. Es decir, que los lugares donde los garañones de la SS deberían engendrar a los nuevos germanos en los vientres de las rubicundas doncellas acabaron como asilo y lugar de acogida y consuelo de todas las personas con alguna desgracia o tara que los nazis hubieran simplemente eliminado.

Pensaba yo que sería una prueba más de ese sentido del humor si la plaza de toros Monumental de Barcelona acabara convertida en la mayor mezquita de Occidente. Como se sabe, la declaración de la capital de Cataluña como ciudad no taurina y el cierre de aquella plaza (luego de que la otra, la de las Arenas, se convirtiera en centro comercial) no sólo responde a un espíritu no taurino, sino a la estrategia de ir eliminando toda evidencia visible de lo que se identifique con algo genuinamente español. Claro que los aficionados de Barcelona ahora van a ver las corridas al sur de Francia. Vivir para ver.

El pasado 24 de junio, nos enterábamos de que las negociaciones para levantar una mezquita en la mítica plaza Monumental de Barcelona estaban muy avanzadas. Que el grupo Balañá, dueño de la plaza, había llegado a un acuerdo con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Zani, para venderle el edificio por 2.200 millones para construir allí un centro de culto islámico. La plaza lleva cerrada dos años.

Pero como todo el mundo sabe, la mezquita no es sólo centro de rezos, sino espacio socio-cultural y de adoctrinamiento religioso, social, ideológico y político. El Islam, como dice el prestigioso sociólogo Giovanni Sartori es una religión “Optimo iure”; es decir, su libro, el Corán, es un  código de vida que lo incluye todo.

No en vano, el propio dirigente de Convergencia Democrática de Cataluña, Duran i Lleida, ha dicho, a propósito de los problemas de no integración de los musulmanes en Cataluña, que “hablar de un problema no es racismo, es hablar de un problema”. Y no hay que perder de vista que es en Cataluña donde se concentra el mayor porcentaje de población musulmana de España. Según las cifras de la Unión de Comunidades Islámicas de España, en Cataluña viven 465.142 musulmanes, frente a las 276.787 personas de Andalucía, seguidas por las 255.088 de Madrid y las 183.526 de Valencia. Una distribución que se refleja en la cifra de centros de culto, 260 en Cataluña, 195 en Andalucía, 182 en Valencia y 109 en la Comunidad de Madrid, según los datos del Observatorio del Pluralismo Religioso en España, que se basa en cifras del Ministerio de Justicia.

La mezquita pretendida, cuyo minarete rebasaría en altura las torres de la Sagrada Familia ocuparía 14.000 metros cuadrados y se convertiría en una de las mayores del mundo capaz de albergar 40.000 devotos y en uno de los nuevos símbolos de la ciudad. O sea, como dicen algunos barceloneses castizos: “Toros no, moros sí”. El edificio albergaría además una biblioteca, sala de exposiciones, un lugar para celebración de bodas, una sala de teatro o un centro de estudios.  Para conseguir que la sociedad catalana lo acepte se ha diseñado una estrategia inteligente, consistente en proponer la construcción, al lado, una iglesia católica, en los terrenos adyacentes a la mezquita, con capacidad para entre 150 y 200 personas.

De este asunto no ha vuelto a saberse nada. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ya dijo en su día que no se creía lo del proyecto y que nada sabía de la oferta. Como se sabe está pendiente que el Tribunal Constitucional (TC) se pronuncie sobre la prohibición de las corridas de toros en Catalunya cuando resuelva el recurso presentado por el PP.

Pero no hay que olvidar que está en marcha una política muy notable para atraerse a los musulmanes a la causa del independentismo y que se les han hecho todo tipo de promesas para conseguirlo.

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