Feijóo juega sus cartas con sutileza y mide cada palabra que dice sobre el futuro de Rajoy

Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario
Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario

Rajoy ya se decidió, no es que esté pensando en decidirse. Un tiempo verbal delata el ansia de Feijóo, lo cual en el fondo es comprensible. ¿O no?, que diría Rajoy en un caso como éste.

Feijóo juega sus cartas con sutileza y mide cada palabra que dice sobre el futuro de Rajoy

Rajoy ya se decidió, no es que esté pensando en decidirse. Un tiempo verbal delata el ansia de Feijóo, lo cual en el fondo es comprensible. ¿O no?, que diría Rajoy en un caso como éste.

Si Mariano Rajoy se mira -bien y a fondo- en el espejo, como le sugirió Juan Vicente Herrera, y se da cuenta de lo mismo que muchos otros ven en su propio partido, podría no ser candidato a la Moncloa. Pero dicho lo cual, eso tampoco quiere decir que se vaya a ver como lo ven compañeros suyos, de modo que también podría seguir con su hoja de ruta personal, en su intento de no perder la principal poltrona política del país. Dicho en pocas palabras: Mariano Rajoy está quemado pero a la vez quemó tanto a todos los demás dirigentes de su partido que él mismo se ve como la mejor opción.

Hoy por hoy, si alguien podría aportar una buena imagen al PP en España es el presidente del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Y no tanto por su gestión en la Xunta de Galicia -condicionada a su vez por la política de ajuste de Rajoy- como por su talante personal, su estilo político y su ideología más liberal. También por su tolerancia e incluso por su posible capacidad de diálogo con Ciudadanos. Digamos que Feijóo es un político más moderno y actual que Rajoy y que su imagen, producto de un cuidado marketing político, es buena. ¿Problema? Su gestión no está a la altura de su imagen y los resultados del PP en Galicia le han debilitado, especialmente en la Galicia urbana. A mayores, podría ser que los expertos en el juego sucio volviesen a la carga con su vieja amistad con un narcotraficante, que todo es posible en la política española y, más aún, en la madrileña.

Sea como sea, la mejor salida para Feijóo es irse a Madrid. En Galicia poco o nada tiene que ganar -más bien, que seguir perdiendo- y desde Madrid podría tener opción a levantarle la moral a los suyos. Podría ganar las generales, aunque fuese con poco margen sobre Pedro Sánchez, y ver qué pasa después. El líder del PP gallego es un encantador de serpientes y difícilmente el PP encontrará a un mejor candidato para conseguir que varios millones de votantes del PP no se vuelvan a quedar en casa ni se vayan definitivamente con el joven Albert Rivera. A mayores, si ha sido capaz de salir airoso de sus fuertes enfrentamientos con Xosé Manuel Beiras, un líder político de la izquierda nacionalista de gran altura intelectual, malo será que no pueda con el profesor Pablo Iglesias, quien al lado del catedrático Beiras está a años luz.

Mariano Rajoy no solo debería mirarse en el espejo, sino preguntarse si se ve mejor que Alberto Núñez Feijóo para la foto del gran cartel del PP. ¿Alguien que no fuese Rajoy o su mujer, Viri, dudaría? Sabedor de la respuesta de una amplia mayoría de barones con los que habla a menudo, Feijóo juega sus cartas con sutileza y mide cada palabra que dice sobre el futuro de su paisano Mariano. Pero esta vez se le ha pasado un poco la mano. Preguntado por el anuncio de Rajoy de que quiere repetir como cabeza de lista en las generales, y las declaraciones del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que le dijo este martes que se mire al espejo, Feijóo cerró supuestamente filas con el presidente. "A lo que se refiere y lo que realmente ha dicho [Juan Vicente Herrera] es que, si Rajoy se decide y se ve con fuerza, lo vamos a respaldar todos. Eso es lo que ha dicho y yo lo comparto". ¿Por qué supuestamente? Por una razón evidente: Rajoy ya se decidió, no es que esté pensando en decidirse. El tiempo verbal delata el ansia de Feijóo, lo cual en el fondo es comprensible. ¿O no?, que diría Rajoy en un caso como éste. @J_L_Gomez

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