Europa produce el 25% del PIB con el 7% de la población pero tiene el 50% del gasto social

Sede del Banco Central Europeo, en Frankfurt (Alemania), uno de los centros financieros del país y de Europa.
Lo mejor que pueden hacer de momento países como España es olvidarse de Europa –al menos hasta después de las elecciones generales de Alemania de septiembre- y buscar soluciones a nivel nacional.
Europa produce el 25% del PIB con el 7% de la población pero tiene el 50% del gasto social

Europa, ante una encrucijada. 

¡Qué ejemplo más bochornoso dio en mi opinión la Unión Europea hace algunas semanas, cuando después de negociaciones largas y difíciles se pusieron de acuerdo en los presupuestos europeos para los próximos 7 años, para después conceder cada uno de los jefes de Estado o de Gobierno ruedas de prensa en las cuales solo hacían hincapié en los logros que habían sido capaces de conseguir para su propio país! Ni una palabra de las oportunidades perdidas para Europa: para reformar la política agraria, para promocionar el crecimiento y así combatir el paro juvenil, para avanzar en la interconexión energética del continente, para continuar reformando el funcionamiento del sistema financiero, etcétera.

No es de extrañar, pues, que la chapuza a nivel europeo vivida este fin de semana con el tema de Chipre hunda las bolsas y haga subir las primas de riesgo. Lo que me lleva a dos reflexiones:

1) La primera reflexión, que  lo mejor que pueden hacer de momento países como España es olvidarse de Europa –por lo menos hasta después de las elecciones generales de Alemania en septiembre- y buscar soluciones a nivel nacional. Cuando se analiza la alta prima de riesgo en España, para muchos comentaristas los culpables son dos:

> Por un lado, la canciller Angela Merkel, porque insiste en que la gestión de los presupuestos de un Estado no debe ser diferente a la gestión de un presupuesto familiar:  si los gastos son superiores a los ingresos, hay que reducir los gastos y/o incrementar los ingresos. Los que así argumentan se suelen olvidar que fueron los países de la Unión Europea los que decidieron por unanimidad limitar la deuda pública anual al 3% de su Producto Interior Bruto y no Alemania de forma unilateral.

> Por otro lado, los mercados, para a continuación echarle una bronca a estos desconocidos poderes fácticos que a todo poder político le gustaría controlar y ninguno controla.

Para profundizar un poco más en lo de los mercados, les propongo un juego: imagínense que cada lector es un protagonista de “los mercados” y que mira con interés a lo que está pasando en España. Seguramente los escándalos actuales –desde Bárcenas hasta Urdangarin, pasando por Gurtel, los ERE fraudulentos de Andalucía, los espionajes en Cataluña y todos los demás casos de corrupción – les llevaría a muchos de ustedes a la misma conclusión que a mí: entre invertir mi dinero en España o, por ejemplo, en Alemania, preferiría de momento hacerlo en el país de la Merkel, aunque el diferencial de rentabilidad sea actualmente de alrededor del 3,5% a favor de España, porque me transmiten más confianza las instituciones germanas, sus políticos, su economía, su cohesión social, en definitiva, su situación actual.

Ahora piense, lector, que por un acto mágico, los actores principales del drama español se ponen a dialogar, negociar y pactar. ¿No cree que un consenso de cómo salir de la crisis entre Gobierno y Oposición o, mejor aún, una reedición de los Pactos de la Moncloa, haría cambiar su opinión como protagonista de los mercados, con la consecuencia de una caída significativa de la prima de riesgo, como también lo haría un acuerdo entre Madrid y Barcelona para superar sus diferencias? ¿O un pacto entre todos los partidos para parar la sangría de la corrupción que está socavando la credibilidad del sistema democrático? ¿O un acuerdo al margen de la política entre la CEOE y los sindicatos CC OO o UGT en la línea de lo que firmaron hace poco las asociaciones empresariales y sindicales en Francia y que demandan los últimos datos del paro, 6 millones? ¿O un pacto de estado –con la consecuente reforma de la Constitución, si fuese necesario – para que la política autonómica, la educación, la sanidad y la investigación y ciencia no sean motivo de constante controversia ideológica y real?

2) La segunda reflexión, que una vez pasadas las elecciones en Alemania Europa se ponga las pilas para solucionar sus graves fallos de funcionamiento. Estoy convencido de que muchos de los problemas de cada país desaparecerían si en una cumbre europea –ya sea de la Unión Europea, ya sea de la Zona Euro– se llegase a un acuerdo marco de lo que quiere ser Europa, por ejemplo en el año 2025, de un calendario de fechas para cumplir con las metas propuestas y con un compromiso firma por parte de los altos mandatarios de ceder soberanía nacional en favor de más Europa. Para eso se necesita por parte de los líderes políticos europeos voluntad de diálogo, negociación y consensos, algo difícil de imaginar dada la falta de visiones y mediocridad de nuestro clase política actual. Pero ¿no podríamos empujar todos un poco más para que los quedase más remedio que ponerse manos a la obra y actual consecuentemente? ¿O hemos malacostumbrado a la política a responder a los desafíos urgentes que tenemos solo cuando se está llegando al borde del precipicio, como han demostrado un día sí y otro también los Estados Unidos en el tema del “abismo fiscal” o Europa en el diseño de un marco regulatorio que permita el buen funcionamiento de un mercado único, del intercambio de I+D+i entre centros de investigación y empresas así como de los mercados financieros, con unas reglas de juego laborales, fiscales, bancarias y económicas armonizadas?

Se le puede criticar a la canciller alemana Angela Merkel muchas cosas. Pero tiene a mi modo de ver razón cuando llama la atención de que con la ayuda de las reformas actuales  Europa saldrá tarde o temprano de la crisis coyuntural en la que se encuentra, pero que serán necesarias todavía muchas más reformas para solucionar el problema estructural que tiene nuestro continente y que define con 3 datos: Europa, que significa el 7% de la población mundial y que demográficamente se está haciendo siempre más vieja, es responsable de casi un 25% del Producto Interior Bruto mundial –una muy buena noticia -, pero también del 50% de los gastos sociales mundiales –un dato muy preocupante.

Podemos hacer como la figura de los tres monos que se tapan la boca, los oídos y los ojos para no enterarse de los retos del futuro. O podemos afrontar los retos que tenemos por delante con confianza a nivel personal, consensos a nivel nacional y un sistema de gobernanza mucho más eficaz a nivel continental. España y Europa tienen la palabra.

Comentarios