ERES: La dignidad no cotiza en Bolsa ni tiene galones, sólo se pierde una vez

Chaves, Zarrías y Griñán.
Chaves, Zarrías y Griñán.

"Si alguien utilizó fraudulentamente los fondos lo determinarán los jueces", asegura Manuel Chaves, tras comparecer… “Los jueces dirán si hubo fraude y si fue grande o pequeño”.

ERES: La dignidad no cotiza en Bolsa ni tiene galones, sólo se pierde una vez

"Si alguien utilizó fraudulentamente los fondos lo determinarán los jueces", asegura Manuel Chaves,  tras comparecer… “Los jueces dirán si hubo fraude y si fue grande o pequeño”.

 

“Nunca tomé decisiones ilegales”, comenta Manuel Chaves a la salida del Supremo, tal día como hoy, casualmente 14 de Abril, tras prestar declaración “de manera voluntaria”.  "Si alguien utilizó fraudulentamente los fondos lo determinarán los jueces", asegura el ex presidente andaluz tras su comparecencia y continúa: “Los jueces dirán si hubo fraude y si fue grande o pequeño”. Días atrás acudió a prestar declaración al mismo Tribunal, José Antonio Griñán, también ex presidente del gobierno andaluz hasta que decidió salir corriendo en dirección a la capital del Reino y esconderse en los despachos de la Ferraz, al tiempo que se parapetaba en su estatus de parlamentario con inmunidad, fuera del alcance de la pertinaz Jueza Alaya dejando a Susana Díaz con todo el petate -del que aparentemente ha salido victoriosa- pero esa es otra historia y otro tiempo. Griñán obsequió a la prensa, que le aguardaba expectante, con unas declaraciones   esperpénticas. Tomen nota para la posteridad: “No creo que hubiera un gran plan, pero sí un gran fraude (…) y eso significa que algunos controles pudieron fallar”.

Estos disparates políticos son pronunciados por quien era consejero de Economía y Hacienda durante la etapa investigada por unos hechos conocidos como el Caso de los ERES de Andalucía. Algunos lo titularon como el EREGATE, típico fondo de reptiles con un uso delictivo de dinero público destinado a ayudas, prejubilaciones, fomentos de empleo, pero que se ha convertido en un fraude masivo, de proporciones gigantescas: se habla de más de 1000 millones de euros y están por saberse las cantidades irregularmente desviadas; hay más de 160 imputados, con un origen determinado, la investigación de un caso de “presunta” corrupción en la empresa  Mercasevilla, donde se detectaron prejubilaciones, aparentemente, fraudulentas y una jueza infatigable al desaliento, la ya citada Mercedes Alaya, llevando de un lado a otro su maletín de ruedas, filmada mil veces, como si su oficio fuese entrar y salir de los juzgados (es curiosa la imagen repetidamente visionada de jueces desfilando, entrando y saliendo; no estaría mal que la imaginación se instalase en los redactores de los noticiarios y cambiasen ese caduco estereotipo).

El jueves 16, para desesperación de Susana Díaz, prestará declaración el ex Consejero de la Presidencia, parlamentario en la Cámara Baja, como no, Gaspar Zarrías. Es de esperar que a la salida del Supremo nos obsequie con una declaraciones llenas de “contenido” al estilo de sus predecesores, los referidos Chaves y Griñán. Estos tres “prohombres de la patria” han preferido marcar distancias del Juzgado número 6 de Sevilla no sea que la famosa jueza los tomase como a una Magdalena Álvarez cualquiera y les embargase hasta el papel de fumar. Naturalmente, estos sucesos forman parte de un proceso generalizado de corrupción que, desde los albores de la restauración democrática, se ha instalado en los engranajes del Estado de manera transversal e  indigna.

El PSOE permanece inmóvil, paralizado ante tanta inmundicia, con la nariz tapada y señalando a Bárcenas. El Partido Popular no soltará esta prenda de los ERES ni con agua hirviendo, forma su primera línea de defensa ante la inmensa marea de podredumbre que le asola; siempre queda el argumento del “y tú más”. Carlos Rojas, coordinador del PP para la campaña de las municipales próximas en Andalucía, ha lanzado al aire, no sin razón, la siguiente argumentación: “No puede haber un gran fraude si no hay un gran plan”, incluso comenta que tras las declaraciones ante el Supremo pueda quedar despejada la incógnita y “sepamos quién es la X del gran fraude de los ERE”. ¡Esta presa no se suelta, si quieres intercambiamos cromos, tus corruptos por los míos!...

Chaves y Griñán han sido presidentes de Andalucía y al mismo tiempo, presidentes del Partido Socialista Obrero Español; no hablamos de alguien que pasaba por allí. El tiempo judicial es el que está por llegar. Es tiempo de juzgar a posibles delincuentes. Hay, hubo, otro tiempo que ya ha pasado: el  tiempo para las Responsabilidades Políticas, el tiempo de no ser rehenes de sí mismos, de apartarse de la vida pública, de no contaminar más a su partido… Porque la dignidad no cotiza en Bolsa, no tiene galones, sólo se pierde una vez. Por acción, por omisión o por estupidez, los señores Chaves, Griñán y Zarrías son responsables políticos de un gran fraude que los ciudadanos reclamamos reparar. El honor ya es su pasado, sólo quedan preguntas en el aire: ¿Estará utilizando Sánchez estas tres fichas del tablero para presionar a la presidenta en funciones de Andalucía? ¿Acaso son rehenes en la calle Ferraz de posibles consentimientos? Mientras en el PSOE buscan respuestas, los ciudadanos nos quedamos con aquel aserto: “Todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra, Señor Diputado”.

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