La desafección ciudadana sigue en aumento en España, según 'El País'

El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

El Partido Popular cierra el curso sin digerir el ‘caso Bárcenas’, mientras la desafección ciudadana aumenta en España. Este mismo mes tocan, además, citas juidiciales importantes.

La desafección ciudadana sigue en aumento en España, según 'El País'

El PP ha cerrado el curso político en España sin digerir el ‘caso Bárcenas’ mientras la desafección ciudadana aumenta. Al menos es lo que observa el influyente diario El País, que publica un editorial al respecto. En realidad, el debate parlamentario sobre el 'caso Bárcenas' ha puesto fin al curso político, pero no a los conflictos.

La cúpula del PP tiene por delante un calendario de testificaciones previsto por el juez Ruz y también ha de decidir sobre la comisión de investigación que han solicitado los socialistas, probablemente destinada al bloqueo por parte de la mayoría. El ensimismamiento de los partidos políticos en sus problemas está creando un vacío argumental y una ausencia de soluciones constructivas para la crisis, de forma que los asuntos que han pesado como el plomo durante los últimos meses seguirán abiertos en canal, explica el diario.

Los problemas se acumulan. El fragor del combate sobre Bárcenas ha tapado la carta de Artur Mas a Mariano Rajoy en solicitud de negociación sobre la consulta soberanista, que sigue pendiente, con todo su potencial de inestabilidad. Rajoy quiere recuperar la iniciativa, pero solo anuncia medidas en el terreno de la limpieza política: ley de control económico de los partidos, reforma del Tribunal de Cuentas, ley de regulación de las funciones políticas, penalización del delito de financiación ilegal (que no existe como tal en la legislación) y reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, con vistas a agilizar los procedimientos. Para El País, no hay duda alguna de la necesidad de reformas en un sistema de reglas que evidencia tantas lagunas, pero el partido gobernante debe recordar que uno de los equipos en juego no puede dictar en solitario las reglas de la competición.

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