El Couto Mixto, un territorio autogobernado, es hoy una república olvidada

Panorámica de Meaus / Ramón Domínguez
Panorámica de Meaus / Ramón Domínguez

Fuese por el agradecimiento de una princesa desterrada o por los fueros del rey Sancho I, lo cierto, es que el origen del Couto Mixto se mueve siempre en el terreno de las hipótesis.

El Couto Mixto, un territorio autogobernado, es hoy una república olvidada

Fuese por el agradecimiento de una princesa desterrada o por los fueros del rey Sancho I, lo cierto, es que el origen del Couto Mixto se mueve siempre en el terreno de las hipótesis.

Dos lugares del municipio de Calvos de Randín (Santiago y Rubiás) y uno del de Baltar (Meaus), en la provincia de Ourense, en el valle del río Salas, lindando con la frontera portuguesa, formaban desde la baja Edad Media un enclave de unos 27 kilómetros cuadrados con una organización propia desvinculada de España y Portugal, constituyendo lo que se conocía como Couto Mixto.

Durante unos siete siglos, desde el XII hasta finales del XIX, esta especie de Andorra, tolerada pero no reconocida, gozó en la práctica de autogobierno y de derechos y privilegios tales como el de dar asilo a los huidos de la justicia lusa e hispana, el de no tener obligación de aportar soldados al ejército, exenciones de impuestos, libertad de comercio y cultivos como el del tabaco entre otros.

Su forma de gobierno era la de una república federal y aquí se ejerció por primera vez la democracia de facto en la península Ibérica. Cada una de las tres aldeas estaba representada por una persona, los “Hombres del Acuerdo” que formaban una junta presidida por un “Juez Unico” elegido democráticamente cada 3 años y que ostentaba el poder ejecutivo, legislativo y judicial. También existía la figura del “Vigairo del mes” que hacía las funciones de agente ejecutor.

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