La pregunta es: ¿Quién mandó matar al presidente John Fitzgerald Kennedy?
Àrboles chorreando a través de las cristaleras del bar de la Alameda. Relámpago de 624 líneas en ByN. Tormenta de declaraciones de Oswald, el americano que estuvo en la URSS.
Àrboles chorreando a través de las cristaleras del bar de la Alameda. Relámpago de 624 líneas en blanco y negro. Tormenta de declaraciones de Lee Harwey Oswald, el americano que estuvo en la URSS.
También de Jack Ruby telepistolero. De Lyndon Baines Johnson jurando en Santa Gadea Air Force One. De castristas anticastristas anticastristas castristas. De la trágica viuda Jackie siempre en la cumbre. De la Comisión Warren interminable. Régimen de declaraciones en la España nigrande nilibre una ala fuerza. Declaración de adhesión incondicional al goloriosomovimientonacional.
De buenaconductaparroquialrombobenemérita.
Dexamendeconcienciacontriciondecororazonpropositodelaenmienda confesiondebocasatisfacciondeobra.
Pero, por encima de todo, declaración formal de amor en aquel bar acristalado donde mi novia y yo hacíamos los juegos de manos que, aun con la
Así fue nuestra noche del 22-11 de hace medio siglo.
El autor de estas líneas acababa de salir del periódico de su ciudad natal, al comienzo de su carrera periodística, corto período durante el cual hacía el turno mañana-tarde.
Los días sucesivos fueron tan sorprendentes para la Prensa como para cualquier persona en cualquier lugar del mundo.
Desde la detención de Oswald, hasta el cinematográfico asesinato, en la comisaría de Dallas, a manos del gangster Jack Ruby, la bibliografía y filmografía se desbordan alrededor del caso Kennedy.
Cincuenta años después las incógnitas continúan sin despejarse.
Confiamos –aunque la experiencia ha hecho que lo seamos muy poco- en la desclasificación de las investigaciones de la Comisión Warren.
No, no se dejen engañar.
La pregunta no es ¿quién mató a Kennedy?
La pregunta es: ¿quién mandó matar a John Fitzgerald Kennedy?
