25-M: abstenerse significa aceptar de antemano los resultados electorales

¿Hay precedentes de una sinrazón como la del Estado con capital en Madrid, que vive su mejor momento cuando se integra en la UE y la  culpa cuando los rascacielos de ladrillo se desploman, como si fuesen  castillos de naipes?

Tal comportamiento recuerda aquel Cousas de Castelao, en la que una vaca de plaga faraónica es munxida en Madrid. Ahora es una fláccida vaca europea ordeñada  por Madrid –y Galicia en particular – a la cual, cuando se le ha chupado hasta la última gota, se la acusa de racionar las ubres.

Hasta hay quien añora “ la antigua peseta” ¿ Qué sería de una España del siglo XXI fuera de la Unión Europea? Como para echarse  a temblar, no hace falta imaginación.

No soñamos con que ninguno  de nuestros lectores defina su intención de voto después de leernos, como tampoco obrará tal milagro debate televisivo alguno, mucho menos aún los mítines al calor de los forofos.

De todas formas vamos a darnos el gustazo de decir cuatro verdades.

Voten como quieran – también en blanco, aunque nunca nulo – pero voten. Sólo quienes hemos vivido sin derecho a voto, sabemos qué es estar a riguroso régimen.

Los políticos salen indefectiblemente de entre sus conciudadanos. Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, no lo duden.

Mucho ojo con la tentación del populismo, frecuentemente antesala del totalitarismo. La democracia directa es impracticable incluso bajo el imperio digital, pues eso: manipulada a dedo.

La democracia es el peor de los sistemas, excepto todos los demás. Siempre Churchill.

Voten el próximo domingo y, aunque les cueste. recuerden que no están eligiendo PP o PSOE, sino presidente de la Europa que quizá algún día dejará de ser la Europa de los mercaderes.

Voten para poder, si les parece, botar luego de indignación.

Quienes se abstienen sólo favorecen a los ganadores. Cualesquiera que sean.