A Cañete le bajó la testosterona durante el debate y se le disparó el cortisol

Cañete y Valenciano, en TVE.
Cañete y Valenciano, en TVE.

Una extraña mezcla de testosterona y cortisol hicieron del postdebate el eje de la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo 2014, según explica esta experta.

A Cañete le bajó la testosterona durante el debate y se le disparó el cortisol

Una extraña mezcla de testosterona y cortisol hicieron del postdebate el eje de la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo 2014, según explica esta experta.

Podría haber escrito este artículo para MUNDIARIO inmediatamente después del, desde mi punto de vista, insulso pseudodebate electoral entre Arias Cañete y Elena Valenciano. Los que nos dedicamos a construir y trabajar con marcas políticas o comerciales (mezcladas hoy en día en una especie de maridaje natural), sabemos que en una cita como esta hay algunos factores que determinan el éxito o el fracaso. Pero una vez más, la ciencia se impone y la química también. Ammy Cuddy*, experta socióloga de la Universidad de Berkeley, tiene una fantástica tesis acerca de cómo la testosterona y el cortisol actúan de forma natural ante determinadas situaciones de estrés. Pero empecemos por lo previo al debate. 

Casi todo en esta vida es una cuestión de expectativas. En la contienda se enfrentaban, según los corrillos del predebate, un político experimentado, con mucha trayectoria política y gubernamental a sus espaldas, Arias Cañete, frente a una hilarante Elena Valenciano, que hacía las veces de aspirante al título y a la que pocos daban por ganadora del mismo.

Una vez superadas las expectativas que siempre los partidos tratan de rebajar previamente para no incumplir ya con la primera norma, nos trasladamos al terreno de la imagen. En este segundo caso, la canas de la experiencia también favorecían al candidato popular. Una imagen muy mal trabajada en la publicidad exterior por cierto, en lo que yo denomino “el efecto papá pitufo”  favorecía el marco de seguridad y solvencia. Elena Valenciano empezaba el debate, por tanto, con una tímida sonrisa que parecía presagiar al menos, un empate amable.

Situados en este punto, paradójicamente, poco hay que decir acerca de los bloques y temas tratados. Sin discusiones, ni interrupciones, ni caras de sorpresa. No, no nos engañemos, no hubo debate. A Cañete no se le llegaron a ver los ojos, ni era capaz de mirar a la cámara más de 3 segundos seguidos porque su vista permanecía centrada en los papeles. Ni tan siquiera la primera intervención, que solo hay que aprendérsela de memoria, diríamos los asesores. Digo yo que eso sí que tenemos que presuponerle al ministro: algo de memoria tendrá, pensábamos todos. Valenciano miraba a cámara, conocedora de su papel y habiéndose aprendido la lección, manteniendo el listón en su línea. Cosa distinta es la credibilidad que el televidente y ciudadano le confíe, o el reconocimiento de la marca a la que representa. Pero ese es otro debate. 

Y cuando todos pensábamos que “esto no había servido para nada”, ni para movilizar, ni para cambiar el voto, ni mucho menos para condicionar la campaña…, en el postdebate, algo que los asesores preparamos al igual que el propio debate, la testosterona, la hormona de la dominación, apareció e hizo de las suyas. Según Cuddy, ésta se eleva en determinadas circunstancias de estrés – y cito palabras textuales- “sabemos que en las jerarquías de primates, si un alfa tiene que tomar control, si alguien tiene que asumir el mando, tomar de pronto ese papel, supone que en unos días, su testosterona se eleva sustancialmente y su cortisol baja en la misma proporción”. 

La testosterona se eleva mientras disminuye el nivel de cortisol, hormona responsable del control del estrés. Según esta tesis, que no seré yo quien se la discuta a una eminencia como Cuddy, a Cañete le bajó la testosterona durante el debate y se le disparó el cortisol. Por el cabreo, y debido a que el macho alfa se tranquilizó y le bajaron los niveles de cortisol, salió al ruedo mediático con una salida de tono que no ha hecho más que focalizar un eje de campaña en unos atributos que pueden ser movilizadores de un electorado de izquierdas que históricamente beneficia al PSOE, las mujeres. 

48 horas después de que las palabras del ex ministro rompieran la campaña, los ciudadanos seguimos esperando una disculpa oficial por parte del candidato o de algún portavoz de su partido. Argumento que servirá para llenar el vacío de propuestas de la mayoría de los partidos en una campaña en la que no se ha conseguido captar el interés de un ciudadano harto de tantas estrecheces, encorsetada y con pocas estrellas en el firmamento europeo.

Próxima parada, domingo 25 de mayo.

> *La conferencia de Amy Cuddy, “Your body language shapes who you are”, es una de las más vistas del programa Ted http://www.ted.com/talks/amy_cuddy_your_body_language_shapes_who_you_are/transcript#t-33484

 

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