Uno de cada tres niños españoles vive en riesgo de pobreza, según Save the Children

Niños pobres.
Niños pobres.

En España hay 8.362.305 niños y niñas. De ellos, 2.500.329 viven bajo el umbral de la pobreza. Y 2.826.549 viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

Uno de cada tres niños españoles vive en riesgo de pobreza, según Save the Children

En España hay 8.362.305 niños y niñas. De ellos, 2.500.329 viven bajo el umbral de la pobreza. Y 2.826.549 viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

Lo escuchamos en la televisión hace unas horas y quizás desviamos la mirada o bajado el volumen, continuando nuestra comida o conversación. Quienes aún podemos comer tranquilamente. Al menos hoy. Mañana no sabemos.

Si no se nos hiela la sangre ante el demoledor informe de la ONG Save the Children, quizás es que no tengamos sangre.

Estos días conocíamos que un niño en Inglaterra se rapaba su cabeza en un gesto de empatía bestial con su amigo enfermo de cáncer, y, enterado de la necesidad de dinero para su tratamiento, sin perder tiempo, había comenzado a tocar todas las puertas a su alcance, con insistencia, demandando ayuda.

Quizás debamos volver a ser niños para reaccionar como él. 

¿Qué pensarán estos pequeños de nosotros, las personas mayores que deberíamos cuidarles? ¿Qué pasará por sus mentes al contemplar la mirada apagada de sus padres? ¿Se les encogerá el corazón de angustia? ¿Y sus padres? ¿Se echarán la culpa esos padres pensando qué diablos habrán hecho mal para no haber sabido protegerles? ¿Qué infierno están viviendo esos hogares?

Demasiada gente mayor haciendo demagogia en las emisoras de radio, en las tertulias, en mítines... Pero ¿quién se ocupa de esos pequeños que conviven en comedores sociales con extraños que no son su familia, o que hacen cola de la mano de sus padres en las Cocinas Económicas de todo el país esperando poder cenar algo esa noche? No, fruta, no. Lo dice el Informe. La fruta es un lujo para esos niños españoles.

Son niños. Tienen que vivir su infancia, sentirse seguros, felices. No es justo.  

No pueden defenderse, no saben. Solo son niños. ¿Para qué estamos los mayores? 

Quizás deberíamos preguntarle a Vincent, ese pequeño cabeza rapada que nos ha dado una lección a todos, cómo hay que hacer para ser como él.

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