Aprobada la abdicación, perspectivas sombrías abren el reinado de Felipe VI

Los príncipes de Asturias. / Casa Real
Los príncipes de Asturias. / Casa Real

El PSOE votó sí a la ley de abdicación pero ya avanzó que no votó el apoyo a la monarquía. Dejan así la puerta abierta a la formación de un frente republicano.

Aprobada la abdicación, perspectivas sombrías abren el reinado de Felipe VI

El PSOE votó sí a la ley de abdicación pero ya avanzó que no votó el apoyo a la monarquía. Dejan así la puerta abierta a la formación de un frente republicano.

Tras días de incertidumbre, el Parlamento español ha aprobado la ley de abdicación. Vaya desencanto para algunos. Con el resultado de las últimas elecciones, el ambiente para la izquierda no podía ser más optimista... Se hablaba del fin del bipartidismo, del castigo a los partidos mayoritarios, de auge de propuestas de auténtico compromiso social... Y esto habría que sumar la falta de firmeza del Gobierno  con faltas continuas a la legalidad constitucional en Cataluña y el País Vasco, concesiones a los violentos como en Gamonal (Barcelona) y la impunidad de los brutales disturbios de meses pasados. La guinda era el descrédito de la monarquía por el escándalo Urdangarín. Todo ello facilitaba el camino hacia un objetivo siempre latente: la ansiada tercera república, cuya bandera ha ondeado en todas y cada una de las manifestaciones de la extrema izquierda en España. El superado guerracivilismo había revivido con la ley de memoria histórica, ilegal según Tamames por la ley de amnistia, y la llegada de la Tercera República simbolizaría la victoria extempore. En esta tesitura la abdicación del rey parecía un regalo del cielo.

Parecía inevitable... Lo que nadie se esperaba es que hasta los sondeos de medios abiertamente izquierdistas como La Sexta (llamada la secta por la derecha) apoyaran de forma mayoritaria a la monarquía y que en caso de referendum votarían al nuevo rey Felipe VI, que también valoraban los españoles más idóneo que su padre. Los mecanismos constitucionales permitían el traspaso con la aprobación de una ley orgánica. Y es que no sólo tenía la confianza de la mayoría de los españoles, sino también del centro, la socialdemocracia y la derecha, con la creencia de que aún siendo la república preferible como sistema, en la realidad del país, la monarquía sería lo más beneficioso. Posiblemente también ayudó el reciente y hoy más que explicable bombardeo mediático que acompañó la muerte de Suárez en el que la figura del Borbón salía tan reforzada.

Parte de la derecha es republicana

Aunque en líneas generales suele asociarse derecha con monarquía, una parte sustancial de los conservadores son abiertamente republicanos, y durante estos años han sido los más críticos con el Borbón. Curiosamente los más derechistas son los más afectos al republicanismo, tal vez por el poso dejado por el rechazo frontal a la monarquía de uno de los ideólogos más brillantes y controvertidos del siglo XX, José Antonio Primo de Rivera.

Desde la perspectiva actual extraña que cuando se votara la Constitución no se cuestionase la monarquía como forma de gobierno y estuviese integrada con el resto del articulado. La realidad es que muerto el caudillo, había miedo y el monarca era un garante de la continuidad con el régimen anterior, un régimen con mucho peso sociológico con el que se quería romper pero de forma pacífica…

El comunismo, muy activo en la clandestinidad mientras que los socialistas dormían el sueño de los justos, aparecía como una fuerza turbadora, difícil de prever, temible en plenos estertores de la guerra fría, con una potente Unión Soviética. Nadie podía esperarse que en las primeras elecciones a duras penas superara la media docena de escaños.

De Juanito el Breve a 39 años de reinado

Las fuerzas políticas pensaban que el sino de los tiempos aboliría la monarquía en un futuro y que el pequeño Felipe jamás reinaría. España alcanzaría la madurez suficiente para no necesitar a un rey cuya legitimidad era dudosa: para la izquierda por provenir del franquismo, y para los tradicionalistas por el puenteo de su padre y  la oscura renuncia de don Jaime, con más derecho que don Juan. El que llamaron Juanito El Breve dejó de serlo tras el 23-F, fecha en la que consiguió lo que algunos llaman la visa oro para perpetuarse en el poder los mismos años que lo hizo el dictador.

Para muchos conservadores, Juan Carlos ha representado al país magníficamente en el exterior, pero ha distado mucho de ser un rey perfecto…  Tibieza e inactividad en asuntos tan graves en los que debería haber intervenido como moderador como el Estatuto de Cataluña o la negociación con ETA, una vida demasiado disipada y poca presencia en actos populares. Los monárquicos en su defensa aseguraban que no hubiera podido hacer absolutamente nada, con una izquierda que saltaría a su cuello acusándole de injerencia y una derecha que con sus complejos tampoco le respaldaría.

Paradójicamente, lo más criticado la derecha era lo más valorado por la izquierda, con quien mantuvo un coqueteo descarado durante todo su reinado… tanto es así que muchos republicanos de izquierdas afirmaban públicamente su condición de “juancarlistas”, lo que exasperaba a los conservadores. Veían como el monarca ninguneaba a los líderes de derecha como Fraga o Aznar -que nunca soportaron sus veleidades y con quienes nunca tuvo sintonía- y se echaba en brazos de la izquierda. Apezarena, experto en la Casa Real, relata la indignación de Aznar cuando ganó las elecciones y  se enteró de que el rey “hubiera preferido que ganaran los socialistas” . Esta empatía sería la responsable del apoyo mayoritario del PSOE a la ley de abdicación, aunque algunos analistas dejan entrever antiguas deudas morales entre los pesos pesados del socialismo español y el monarca, y la presión de Rubalcaba, otro rey que abdica pero con dos principes, llamados jocosamente "el guapo y el feo" que pelearán por la sucesión, tras la "espantá" de Susana Díaz, que prefiere reinar en el clientelismo que liderar un partido en crisis.

La madurez para la transición pacífica a la República no llegó jamás, En un país serio lo más importante para los partidos mayoritarios es la defensa de la nación y estar unidos ante la adversidad. Apenas se perciben matices de diferenciación entre los partidos, y el corpus del Estado permanece intocable. Aquí la izquierda cuando pierde sigue rabiando por deshacer todo lo que ha hecho la derecha sin siquiera valorar su posible eficacia, muy lejos del sentido común británico wait and see. Un deshacer que incluso llega a afectar a la política exterior que en otros países jamás se cuestiona, porque las alianzas internacionales son parte del sentido de Estado… y hacerlo es muestra de debilidad y falta de fiabilidad como país.

Una necesaria evolución de la izquierda para la madurez del país

Y es la actual izquierda hubiera tenido que evolucionar, potenciando a la izquierda más estable, la socialdemocracia, pero lo ha hecho al contrario. Los socialdemócratas han ido abandonando o han sido expulsados de las filas socialistas. La izquierda ha ido perdiendo completamente el “sentido de Estado” constatable desde la caída de González  y no ha velado por los intereses de la nación, sino de su propio partido tomando decisiones contradictorias según le interese, pero siempre en contra del Gobierno y del país. Muy significativo negarse a formar parte del bloque antiindependentista instigado por Ciudadans, sus alianzas con Amaiur, el Caso Faisán o la empatía con los llanitos en el conflicto gibraltareño . El apoyo en bloque a la abdicación por la estabilidad del páis sorprende, pero ya han dejado la puerta abiera matizando " que votaron solo la abdicación del Rey, no el apoyo o rechazo a la Monarquía ni su regulación legal" . "

Se dice que el electorado antes socialista y hoy votante de los emergentes radicales ha querido mandar un mensaje exigiendo un giro a la izquierda. Facciones del PSOE  hablan de alinear posiciones con Podemos o IU. Alberto Garzón, una de las mentes más lúcidas del panorama político español, no ha dudado en compararlo con Amadeo de Saboya. Esta nueva alianza de claro cariz frentepopulista exigirá la abolición de la monarquía y el nombramiento de la república.  Aunque la alianza no sea efectiva, facciones socialistas ya van trabajando en ello.

En esta tesitura, la derecha, el centro, la socialdemocracia casi en extinción y una mayoría de españoles, ante la dicotomía de un rey o una república con un presidente partidista, en pleno descrédito de la partitocracia, y un país cada vez más disgregado, optarían claramente  por un rey neutral, con idea de Estado y nación y emblema de cohesión

Consideran que el Príncipe, mucho más preparado que su padre, podría asumir un papel nacional moderador y corregir los errores de éste, y en palabras de José Luis Gómez “es un activo valioso preparado para reinar y, tiene algo que casi nadie relevante en la política española puede decir de sí mismo: las manos limpias”.  Algunos como el lucense Fernando Onega van más allá y apuntan que el 23-F de Felipe será el tema catalán y de él depende su consolidación como rey.

La monarquía española no es sólo una de las jefaturas de Estado más baratas de Europa, sino que ha demostrado ser la menos mala de las instituciones posibles.

Difícil tarea y perspectivas sombrías esperan al nuevo monarca que no se atreve ni a celebrar su proclamacion, con un país en plena crisis económica, con una amenaza golpista y separatista inminente, una impopular compañera de viaje.. y una fuerza de izquierda que intentará destituirle a la primera de cambio.

Que Dios Salve al Rey y a nosotros que Dios nos coja confesados.

Comentarios