Amado Amo, una descripción de cómo la presión laboral puede acabar con tu vida

La novela de 1988 de Rosa Montero está de plena actualidad en un mundo como el de hoy, que nos marca el American dream como objetivo vital.

No es habitual en mis conversaciones y menos en mis artículos, el tema de la literatura. Me gusta leer, pero de ahí a hacer una valoración con criterio de una obra hay un mundo, el que ocupa la vergüenza personal. Claro que cuando algo te gusta, te gusta, y este hecho es más que suficiente para convertirte en crítico o voz autorizada. Pasa lo mismo con el cine o con la plástica, en ocasiones una pintura te atrae sin más, sin entender muy bien qué quería decir el autor con ello.

Y eso es lo que me ha pasado con Amado Amo. Comprado por casualidad gracias al renombre de su autora, Rosa Montero (para los que no la conozcáis no sé qué hacéis perdiendo el tiempo leyéndome a mí en lugar de sus artículos), se trata de un libro que me ha sorprendido. Lejos de lo que estáis pensando algunos, nada tiene que ver con cueros, látigos y mujeres dominadas. Aquí el que sufre es un hombre, un publicista venido a menos, frustrado hasta el extremo que ha dejado de elaborar proyectos, de tener ideas, de pintar, de crear, en general, de vivir.

Escrito en 1988, esta novela no puede estar más de actualidad. Casi 30 años después, su argumento está muy presente en un momento en el que la presión laboral (bien por su abundancia o por la carencia de empleo) supone el eje de nuestras vidas. Ya en esta novela se habla de la compra de una compañía por los americanos, de los pelotas, de los trepas, de los marginados, del poder de los jefes sobre los subordinados y hasta del machismo y los techos de cristal. Parece que nada cambia con el paso del tiempo, al menos en el mercado laboral.

Los expertos definen Amado Amo como comedia negra, pero cuestiono esta valoración. A mí, la forma en la que Montero narra las situaciones no hizo más que estremecerme. Durante la lectura pensarás en cómo la vorágine laboral, la competitividad, y más ahora en que para lograr un puesto de trabajo compites con otras 400 personas, te puede llegar a amargar hasta volverte loco y paranoico. Eso es lo que le pasa al protagonista. César ya no sabe si cuchichean a su alrededor o es su cerebro el que inventa voces. Las descripciones de la escritora son tan reales que te permiten sentir las mismas sensaciones y solidarizarte con él. Este hombre lo tuvo todo. Y pese a ello no tiene nada.

Con la realidad laboral y económica actual del que llamamos mundo desarrollado, y por qué no, también del que está en vías de desarrollo, que sigue los mismo cánones, esta novela nos puede hacer reflexionar sobre lo que consideramos éxito y fracaso. Porque nuestro objetivo en la vida puede estar equivocado y  la famosa idea de trabajar duro y darlo todo para conseguir el American dream no siempre tiene un final feliz. O sí, eso lo valoraréis vosotros al final de un libro, sencillo y corto (menos de 200 páginas), pero muy recomendable para los que intentamos crecer laboralmente. Dedicado a los insaciables.