Aeropuertos y puertos van mal en Galicia y la crisis no es buena excusa

Puerto de A Coruña. / Mundiario
Puerto de A Coruña. / Mundiario

Ni están bien gestionados ni funciona la tan cacareada coordinación. Y la crisis no sirve de disculpa para sus gestores: en Portugal mejoran.

Aeropuertos y puertos van mal en Galicia y la crisis no es buena excusa

En Galicia se habla de coordinar los aeropuertos, pero su número de usuarios baja, señal de que poco se coordina o de que se coordina mal. O señal de que no hay que coordinar nada, sino dejar que uno de los tres aeropuertos de Galicia emerja. La idea de concebir Galicia como un aeropuerto único con tres terminales suena bien, pero en la práctica se ve que tampoco funciona. Del mismo modo, en Galicia se ha creado un sistema de coordinación de los puertos pero resulta que sus tráficos disminuyen, lo cual también demuestra que ni se coordina globalmente ni se gestiona localmente.

Ambas actuaciones y ambos resultados tienen responsables políticos, que deberían hacérselo ver. Es más, no solo cuesta entender su parsimonia e ineficacia, sino también la parálisis de los agentes económicos locales y el comportamiento de los partidos de la Oposición al PP, partido que gobierna tanto en España como en Galicia.

Tal vez los más comprensivos, en un intento de justificar a los malos gestores, quieran echar mano de la crisis como causa inevitable de las caídas de los tráficos. Pero lo tienen complicado, porque resulta que en un país que está aquí al lado, Portugal, un Estado intervenido, con una crisis mucho más dura que la española y la gallega, el aeropuerto de Oporto sigue despegando y sus puertos atlánticos mejoran sus resultados, alguno de manera espectacular.

Algo se está haciendo mal en Galicia y, lo que es peor, algo se está haciendo especialmente mal en las dos grandes áreas metropolitanas de Galicia: Vigo y A Coruña, que lejos de ser los motores del país corren el riesgo de mezclarse con los rezagados.

El intento de conseguir una Galicia falsamente equilibrada, sin una gran ciudad, al menos en términos económicos está demostrando que es un error estratégico de país.

Todos los grandes países tienen grandes ciudades, sin que eso tenga que ver necesariamente con sus capitales, salvo excepciones, que también las hay y muy notorias, como París o Buenos Aires. Pero el mundo está lleno de grandes ciudades que no son capitales de nada, salvo del crecimiento económico y del desarrollo cultural. Los Ángeles no es la capital de California. Miami no es la capital de Florida. Nueva York no es la capital de Estados Unidos. Barcelona no es la capital de España.

Si Vigo o A Coruña emergiesen en Galicia, hasta convertirse en grandes ciudades peninsulares como lo son Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valencia o Bilbao –o al menos una de ellas-, el conjunto del país iría detrás de algo. A día de hoy va detrás de la nada.

Por eso son tan reveladores los resultados de los aeropuertos o de los puertos de Galicia: expresan la mediocridad del país, su falta de posición estratégica y, en el fondo, su desconexión de los grandes mercados.

Como es difícil –por no decir imposible- que al Gobierno de España se le ocurra siquiera reparar en la situación de Galicia, parece inevitable que la Xunta cumpla su misión de gobernar en el marco de sus competencias y de implicar al Gobierno español y al sector privado en un proyecto de país. Puede parecer una frivolidad pero no lo es tanto: si los gobernantes gallegos vivieran y trabajasen en Vigo, la ciudad más poblada, o en A Coruña, el área con mayor PIB, Galicia sería distinta.

A su nivel, Ourense no es precisamente un mal ejemplo de liderazgo provincial. Por eso es -aunque se oculte- la tercera ciudad de Galicia. @J_L_Gomez

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