BBVA: los 5,1 millones de euros que ganó “mi” banquero y mi lucha por un euro

Francisco González, presidente del BBVA.
Francisco González, presidente del BBVA, que ganó el año pasado 5,16 millones de euros.

El día en el que supe que "mi" banquero había ganado 5,16 millones, estaba luchando por teléfono con una de sus sucursales. Discutía sobre una comisión de 1€.

BBVA: los 5,1 millones de euros que ganó “mi” banquero y mi lucha por un euro

El mismo día en el que supe que mi banquero había ganado en 2013 un total de 5,16 millones de euros, estaba yo luchando por teléfono con una de sus sucursales en Santiago de Compostela, donde tengo la cuenta. Discutía sobre una comisión de 1€ que me acababan de cobrar. La entidad había hecho el cargo como suele hacer en estos casos: así como de regate, sin aviso previo, después de una transferencia. Un euro no es nada y, al mismo tiempo, un euro de comisiones lo es todo.

Cuando, hace unos cuatro años, abrí la cuenta en este banco —tanto la particular como la del negocio— acordamos ambos que las comisiones fueran Cero. Pero luego, de vez en cuando, el banco parece que tiene memoria de pez: es decir, se olvida de lo firmado, y va cargando pequeñas comisiones por la retaguardia, en la penumbra del apunte bancario, en conceptos imprevisibles, siempre con nuevas nomenclaturas... Y, claro, uno tiene que llamar.

La trabajadora de la oficina me decía, al otro lado de la línea, que ahora el banco había puesto nuevas reglas y esto impedía que, desde una pequeña sucursal como la nuestra, un trabajador había podido retornar una comisión cuando previamente se había cargado “desde arriba”. “No puedo hacer nada”, fue la frase suya, frase que ya todos tenemos interiorizada.

“No es por la cantidad  —le insisto, empecinado—. Es porque no quiero pagar comisiones. No es decente que las pague. No es honrado cobrármelas por parte del banco”. Y le recuerdo que esta entidad asegura —en todas sus promociones— que el cliente, si cumple unas condiciones mínimas, no tiene comisiones.

Estuvimos así unos 10 o 15 minutos. Yo pensaba en el presidente de su banco, que cada día del año 2013, de los 365 días, ingresó 14.136 euros de sueldo. Cada día. Pero no le dije nada. Sabedor de que ella, asalariada en esa oficina (y, seguro que dentro de pocos meses, en otra, sin mucho aviso previo), es también víctima.

Debo decir que, después de mi tenacidad, en esta ocasión, vencí. Canté victoria. Conseguí el ingreso de mi euro. Sé, e incluso temo que, cualquier día, volverá a pasar lo mismo, y deberé repetir el proceso, la llamada, el cuarto de hora de dale que dale.

Cuando colgué no sé si me quedé satisfecho o melancólico. Fue extraño. Se me aparecía aquella noche el rostro de mi (nuestro) banquero: con su frente amplia, su pelo oxigenado hacia atrás y ese cutis hidratado y tuneado por el sol... 

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