2014 fue el año de las naciones y todo apunta a que seguirá siendo igual en 2015

Independentistas de Cataluña.
Independentistas de Catalunya. / Mundiario

Ya nada volverá a ser lo mismo. Escocia abrió el camino y Catalunya puso la segunda piedra. Vendrá ahora quien intente echar auga en el vino e intente vaciar el contenido del "derecho a decidir".

2014 fue el año de las naciones y todo apunta a que seguirá siendo igual en 2015

Ya nada volverá a ser lo mismo. Escocia abrió el camino y Catalunya puso la segunda piedra. Vendrá ahora quien intente echar auga en el vino e intente vaciar el contenido del "derecho a decidir".

Desde España nos están llegando dos discursos. Desde la progresía neocentrista (lo mismo es ser de derechas que de izquierdas, eso dicen), se nos asegura que 2014 es el año de la irrupción de Podemos. Desde la caverna, se nos dice que 2014 ha sido el año del comienzo de la recuperación de la economía, el año en el que dejamos atrás la recesión. El discurso desde las periferias nacionales, desde lo que no es el centro ni geográfico ni político, tiene que ser forzosamente distinto: 2014 fue el año de las naciones, como, y permitidme la inmodestia, proclamamos en la portada de Sermos Galiza a la altura del 9 de enero de 2014.

Sí, fue el año de las naciones, el año en que Escocia -legalmente- y Catalunya -fuera de la legalidad española- tomaron la palabra y la decisión. El año en que sujetos políticos molestos para el establishment realmente existente -los Estados, la UE, entes que son la cristalización del capitalismo en el espacio en el que nos movemos- levantaron la voz y expresaron con claridad sus deseos. De soberanía y de justicia social, que vienen a ser lo mismo.

Tenía razón Anguita en la teoría de las dos orillas. Hai dos orillas. La nacionalista y la españolista

 

Nada volverá a ser igual. Escocia abrió el camino y Catalunya puso la segunda piedra. Vendrá ahora quien intente echar auga en el vino e intente vaciar el contenido del concepto "derecho a decidir", extendiéndolo ad libitum como estrategia para devaluarlo. En esas anda ahora Podemos (y quien lo dude que pense en las esclarecedoras declaraciones de Carolina Bescansa a la edición gallega de El País), que quiere pescar en todos los caladeros y que, encuestas cantan, crece ahora a costa del PP (y, por tanto, a costa de electorado conservador que quere eso, conservar). Mientras, el PP amaga con un pacto constitucionalista con el PSOE, el abrazo del oso, para garantizar la conservación del statu quo. Dos estrategias distintas, si, mas convergentes en el mismo objetivo: poner la unidad de España por encima de todo.

Tenía razón Anguita en la teoría de las dos orillas. Hai dos orillas. La nacionalista y la españolista (sea ésta en la versión caverna o en la versión posmoderna).

Eso fue así en 2014 y todo apunta a que continuará siendo igual en 2015. Feliz año nuevo.

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