Videgaray avisa a Trump de que México no se doblará ante su futuro Gobierno

Luis Videgaray, canciller de México.
Luis Videgaray.

El nuevo titular de Relaciones Exteriores asumió su puesto con mensajes al presidente electo de Estados Unidos, el mismo por el que perdió su antiguo puesto el año pasado.

Videgaray avisa a Trump de que México no se doblará ante su futuro Gobierno

Luis Videgaray ha regresado al Gobierno de México como nuevo jefe de la Secretaría de Relaciones Exteriores y lo ha hecho estableciendo la estrategia para las relaciones entre México y Estados Unidos a las puertas de que Donald Trump asuma como nuevo presidente. Sin pronunciar un discurso vehemente pero tampoco mostrándose dócil, Vidgaray apostó por vaticinar acercamientos a su vecino, que se aleja y crea anticuerpos a medida que se acerca el nombramiento de Trump. "Hay voces que se alzan promoviendo una estrategia de conflicto, otras pronostican la sumisión. México no va tomar ninguna de esas puertas falsas", dijo el nuevo canciller, uno de los hombres de mayor confianza del alicaído presidente Enrique Peña Nieto.

La apuesta del nuevo funcionario tiene riesgos muy altos. Tan altos como el que tomó el Ejecutivo Federal al nombrarlo para su nuevo cargo. Se trata del hombre que organizó la visita de Trump a México el año pasado, una maniobra que desató la ira de los mexicanos por invitar y recibir con honores a un hombre que les ha tomado desde siempre como los principales blancos de su discurso xenófobo y racista. La actitud arrogante y prepotente del entonces candidato, que pese a estar en territorio mexicano no hizo el más mínimo amago de pedir disculpas por los insultos y humillación que ha hecho pasar a mexicanos en el vecino del norte, llevaron al país a unirse y mandar a la guillotina a Videgaray, que para entonces era ministro de Hacienda.

Pero la victoria electoral de Trump le abrió una nueva puerta. Su tesis se ampara en la máxima de si no puedes contra ellos, úneteles, por lo que convenció a Peña Nieto de que lo mejor era negociar con Washington en vez de darle la espalda. El presidente del país aceptó y recuperó a uno de sus más cercanos funcionarios. Le dio eso sí la oficina de Exteriores, que para esta materia es el epicentro del que se ha convertido en el mayor tema de discusión y polémica en la Ciudad de México. "El reto es enorme y las amenazas están ahí", pronunció Videgaray al tomar posesión.

Como punto a favor tiene su relación cercana con Jared Kushner, esposo de Ivanka Trump -hija del empresario- y que en Washingtones visto como uno de los hombres más importantes de la nueva administración. En contra, la creciente hostilidad con la que Trump ha atacado a sus vecinos. No se recuerda a la fecha un día en que Trump haya insinuado que se va a retractar de sus demagógicas promesas como la construcción de un muro en la frontera entre ambos, guillotinar las remesas, cancelar el Tratado de Libre Comercio y castigar a las empresas estadounidenses que instalen fábricas de producción en territorio mexicano. Su vehemencia y su seriedad han llevado a empresas como Ford a retractarse de sus planes de atravesar El Paso para invertir en nuevas instalaciones.

La situación tiene a México en estado de pánico. Su economía depende en gran medida de Estados Unidos, su moneda ha llegado a mínimos históricos y el anclaje de la inflación, de los pocos logros de los que puede presumir Peña Nieto, podría precipitarse en caída libre. La recesión vuelve a asomarse como una temida opción y la última medida para estabilizar las cuentas, subir el precio de la gasolina entre un 14% y 20%, provocó violentas manifestaciones y saqueos en el país.

Y todo eso lo sabe Videgaray. En cuestión de dos semanas su oficina será la principal responsable de levantar un escudo diplomático que le protega de los ataques de la nueva gestión de Washington, al tiempo que se las ingenia para defender el fortín de un presidente que ya no tiene fuerzas. En sus últimos años como presidente, la influencia y poder de Peña Nieto se han ido a tierra. Su valoración llega a mínimos históricos y las grandes maquinarias políticas quieren apurar las elecciones para el año entrante.

Con ese panorama, el nuevo canciller caminará sobre un campo minado sin guía ni ayuda de nadie. Podrá ampararse en que la economía mexicana da 6 millones de puestos de trabajo y un millón de dólares en comercio por minuto en Estados Unidos, aparte de que su trabajo lo hará con un hombre para el que hacer negocios es un estilo de vida, el mismo Trump. El empresario está acostumbrado a dar golpes y luego retractarse según la situación. Esa es su esperanza. Minimizar lo más que pueda el recuento de daños y avanzar en un diálogo en el que lo mejor será perderlo todo.

"Vamos a negociar con una gran seguridad en nosotros mismos, sin miedo, sabedores de la importancia que tiene México para los Estados Unidos en lo económico, social y político", prometió el funcionario. Esa es su idea. Llevarla a la realidad contra el hombre que se hizo millonario gracias a un conjunto de casinos es otra historia. @hmorales_gt

 

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