Supercopa: tres razones por las que este trofeo vale más para el Barcelona

Lionel Messi y Luis Suárez. / Twitter.
Lionel Messi y Luis Suárez. / Twitter.

La Supercopa de España se presenta como la primera oportunidad de los de Ernesto Valverde para empezar la transición a su nueva remodelación.

Supercopa: tres razones por las que este trofeo vale más para el Barcelona

Más allá de que se dispute contra el Real Madrid y que al final de cuenta sea un inciso más que poner en su currículum, la Supercopa de España es para el F.C. Barcelona debe ser una prioridad para el equipo. En un parpadeo, los catalanes se vieron en medio de una tormenta inesperada por el fichaje de Neymar por el PSG, por lo que este torneo cae como anillo al dedo en la coyuntura actual. A continuación, tres razones por las que el equipo culé debería tomarse esta copa como mes que un trofeo:

1- Después de la tormenta, viene la calma

Teóricamente, el alboroto del traspaso de Neymar ya pasó por su peor etapa, que es la deportiva. Ahora, la bronca queda en los despachos con el pago del fichaje, los documentos que deben enviarse a la Federación Francesa de Fútbol e incluso una potencial demanda del jugador y su padre por una prima que, pese a todo el daño que han hecho al club en lo administrativo, tienen el descaro de querer cobrar.

En fin, volviendo a los terrenos de juego, el equipo debe demostrar que futbolísticamente está listo para empezar a retomar vuelo sin su delantero brasileño. El escenario, por tanto, es inmejorable: empezar a levantar de sus cenizas de local, con un trofeo de por medio y contra el máximo rival, que está en salsa en finales últimamente. Obviamente, dos partidos no marcarán lo que vendrá para el resto del ejercicio, pero será sin duda un toque moral para jugadores y aficionados, que empezarán el 20 de agosto la vida sin el tridente al que estaban tan acostumbrados.

3- Bajar de la nube al Real Madrid

Desde que Zinedine Zidane tomó el mando del Real Madrid, el equipo ha navegado en un mar de subidas y bajadas de rendimiento. El equipo encara ciertos partidos con una pasividad desesperante. De hecho, no son ciertos, sino la mayoría de ellos. Encima, muchos cuestionan la obsesión del adiestrador por dar juego a su tridente estrella (Gareth Bale, Karim Benzema y Cristiano Ronaldo), pese al empuje de jugadores condenados a un segundo plano.

Pero dentro de todo eso, si hay alguno que no se le puede criticar al equipo blanco, es su oficio en los partidos de alto voltaje. El Real Madrid ha ganado prácticamente todos los partidos de todo o nada desde que Zizou les dirige, teniendo como único asterisco el último clásico jugado en el Bernabéu.

Así, el Barcelona podría ser el primer equipo que le da una cachetada a Zidane en este tipo de juegos. Eso colaboraría, en añadidura al punto número uno, a dar un empuje moral al club, todavía dolido por las dolorosas derrotas y decepciones de la temporada pasada, en las que el equipo careció de carácter y variantes en los momentos difíciles, característica de Luis Enrique como entrenador aunque siempre contó con su tridente, el mismo que Valverde ya no tiene.

3- Dar juego a los descartes

Cuando Ernesto Valverde arribó en el Camp Nou dejó claro que había un grueso grupo de jugadores con los que no contaba. Dentro de ellos estaban incluidos Arda Turán, Munir El Hadadi y otros. Dan estas alturas, 11 de agosto, y salvo Jeremy Mathieu todos los descartes siguen en el equipo.

El caos generado por Neymar fue tal, que la directiva no ha tenido tiempo para buscarles una salida. Y aun sin lo del brasileño, Josep María Bartomeu y los suyos no encuentran una forma para vender a jugadores que simplemente no le interesan al entrenador y, encima de eso, apenas han hecho un fichaje, el de Nélson Semedo, lateral proveniente del Benfica.

La decepcionante temporada 2016-2017 y la salida de Neymar dejaron un enorme vacío en el equipo y la afición que la incompetente directiva del Barcelona no ha sabido llenar. Así las cosas, Valverde puede ir haciéndose a la idea de que no contará con mayores refuerzos, salvo Coutinho o el joven e inexperimentado Dembelé, cuando menos para las próximas semanas hasta que cierre el mercado 31 de agosto y los jugadores que tenga para entonces serán con los que podrá contar.

Los clásicos de la Supercopa, por tanto, deberían servirle para ver qué tiene para empezar la temporada, incluyendo los jugadores que esperaba ya no tener en la plantilla. Y al final, nada dice que alguno de ellos tenga alguna actuación que le valga la rectificación de su entrenador y termine quedándose en el equipo. Al final, a Valverde le conviene cuando menos darles el beneficio de la duda porque con la directiva del equipo nunca se sabe con qué disparate o desacierto se cerrará el mercado veraniego.

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