Murcia empieza a temblar, filón inagotable de corruptelas

Pedro Antonio Sánchez. / PP
Pedro Antonio Sánchez. / PP

¿Cuántos individuos más del mismo talante y peores calañas que el tal Moreno Torres (púnico él e imputado), andarán por ahí sueltos, sin vigías protectores para dar correspondiente cuenta a la ciudadanía pertinente?

Murcia empieza a temblar, filón inagotable de corruptelas

Hablar, escribir en este caso, acerca de corrompidos, corruptelas, corrupciones y demás apelativos similares, suena ya a pura redundancia, a mera repetición de palabra y concepto desgastado por el uso inmoderado y nada satisfecho en su imperativa necesidad de total exterminio. Desafortunadamente.

Son tantas y tan variadas las turbas pecadoras de tales quebrantamientos que, ni siquiera ponemos ya la atención debida a tales fechorías ni a la filiación ni cargo desempeñado por los «presuntos» delincuentes.

Todo lo machaconamente repetido llega al empacho, y éste a la más inmisericorde desconexión con la cháchara y con los medios informativos que no paran de denunciarlas.

Es ese pan nuestro de cada día, que nunca llega tarde a la cita diaria sin necesidad de hora determinada de visita. Así, a bote pronto y sin permiso previo. Y, claro, llega a empanarnos las meninges y sus subyacentes.

Resulta ya demasiado trillada la expresión del – cada vez menos- asombrado espectador con un simple «hala, otro más a la buchaca», o expresiones parecidas. Un exabrupto si acaso- cada vez menos potente-, un “media vuelta y culo en pompa”… y a otra cosa camaradas, que el río sigue revuelto y sin visos de amainar.

Al menos es lo que uno ve y oye de los parroquianos tempraneros desde la sagrada barra marmórea de su inestimable rincón en el Careus de Eustaquio y Carmen, entre las siete y las nueve aeme, mientras disimula cabizbajo, con gafas de sol oscuras –aunque llueva y truene en abundancia- saboreando a sorbitos callados y pequeños el mejor café de su pueblo y leyendo a su litúrgico Ussía, por más que no comulgue con la mayoría de ideas vertidas del autor, en la última página de La Razón; diario que , vaya usted a saber porqué, es el más desparramado por las mesas de toda taberna mañanera que se precie por mis lares.

Es bien sabido que “el uso hace costumbre, la costumbre se hace norma y la norma, Ley”. Que, aun con el prefijo ‘mal’ en todas ellas no deja de ser una certidumbre. Para algunos – muchos, y en creciente- esta certeza no deja de ser intocable y de obligado cumplimiento.

Suelen ser segundones, de medio pelo y tres al cuarto, vale, pero pecadores al fin y al cabo, sin arrepentimiento alguno ni propósito de enmienda preceptivo. Segundones sin escrúpulos que- a la chita callando- tacita a tacita (o a cuencos enormes si la miopía colectiva así lo aconsejare) se apoderan de dineros y canonjías que ni les corresponden ni hubiesen soñado en su felona vida poder tenerlos a su alcance; reconociéndose – eso sí – tal imposibilidad por la tremenda mediocridad que derraman.

Pillos-Tontos si usted quiere…pero Pillos al cabo; y de los de “pata negra extremeña”.  

"Estoy tocándome los cojones que para eso me hice diputado" se oyó decir a un tal Moreno Torres, ‘presunto’ de la trama Púnica madrileña, chupando de un bote que no le correspondía y sin devolver un ápice de las prebendas concedidas por todos aquellos altos cargos superiores al que adular. «"¿Que repite este? Pues a chupársela a este, ¿que no repite porque ponen a otro? Pues al que venga se la chupamos"».

Así, sin una pizca de vergüenza –torera o anti taurina- que lo desazone ni una miaja. Haciendo - como resulta endémico en estos menesteres- Política en pro de este Pueblo soberano que tan bien se deja manipular y embiste a la perfección a la franela mostrada, de tan crédulo que es. Después, si es que los pillan en flagrante delito de perversión y pérfido gusto, con un “pido disculpas, se me ha tergiversado y han sacado de contexto mis palabras, aunque humildemente reconozco que fueron algo –solo algo- desacertadas”, pues con dos avemarías y un credo que ni rezan, el “aquí paz y después gloria eterna”, tan habitual en estos casos, está casi garantizado. ¡Pues de eso nada, monadas mediocres de pacotilla!

¿Cuántos individuos más del mismo talante y peores calañas que el tal Moreno Torres (púnico él e imputado), andarán por ahí sueltos, sin vigías protectores para dar correspondiente cuentas a la ciudadanía pertinente? Para un servidor que son legiones los tiparracos estos.

Hoy, sin necesidad de más lejanía, me sale Pepa Bueno a las seis diez de la mañana, con un bombazo más que anunciado: el presidente de la Región de Murcia Pedro Antonio Sánchez (PP), y la ex senadora popular Pilar Barreiro, que fue alcaldesa de Cartagena durante 20 años, destinaron dinero público para contratar a empresas de la trama Púnica.

No escribiré que me quedé patidifuso porque era algo de esperar. Siguen siendo “presuntos” porque el juez Velasco todavía no le ha atendido como bien merecen. Pero serlos…lo son. Sin mala lengua viperina, ni mala leche acumulada… ¡lo son! Y muchos más de su cohorte regia murciana que creen que pasarán – en su gilipollez más genuina - desapercibidos y va a ser que no. Que ese juez Velasco va a empujar la primera ficha de dominó e irán cayendo, en amor y compaña, todos los Funcionarios a sus órdenes que pensaban - y hasta presumían - estar en cobijo indestructible bajo el manto protector del tal Pedro Antonio Sánchez.

Funcionarios anodinos y cicateros que siguen haciendo y deshaciendo a su antojo lo que les venga de sus mentecatas ganas, mientras no les salpique el entuerto. Y si les salpica, por una de esas que de vez en cuando caen, con decir “cumplía órdenes” cual el más chusquero de los sargentos nazis ante el holocausto, seguro que piensan que pondrán ‘punto en boca’ a todo acusador/chivato de sus tropelías.

¡Pues no señor! Por la parte que me toca –y me ha tocado mucho, hasta la herida más dolorosa – no quedará así.

Pajarracos que anteponen sus propias conveniencias a toda Verdad molesta, no deben quedar impunes. Fueren castigados por el propio juez Velasco, por las inspecciones de trabajo, sanitarias; por lo civil o lo criminal – con tal que no sea por lo contencioso-administrativo, que se lleva mucho tiempo-, pero castigados al cabo. Nombres como Concepción Serrano, Antonia Ballesta, Encarna Guillén, y los numerosos y efímeros directores gerentes al uso de la Sanidad murciana- alguno se salvará, que no digo yo que no-, es preciso que vuelvan a los corrales de dónde les dejaron escapar y aposentarse en despachos inadecuados a su valía.

Seguirán siendo presuntos, vale. Pero están a un tris de ser reos.

Será entonces cuando el ruido de su rechinar dentario sea solapado con la risotada de aquel que ríe el último. O sea, un servidor. No me olvidaré de ninguno, con la misma vehemencia y veneración que ellos con el que suscribe y firma.

Amo a Murcia. Respeto inmensamente a la bella Huerta del Segura (y de Europa, si me lo permiten). A su buena gente buena.

Pero las antes señaladas tienen de ‘buena gente buena’ lo que un servidor de campeón regional de ‘puenting’ –o como se diga-, que con tres escalones subidos me entran los sudores de la muerte.

Que se depuren responsabilidades y cesen los asientos que soportan posaderas ajenas al buen hacer y mejor sentir.

¿El señor Pedro Antonio Sánchez y toda su cohorte, regia y regional, en la picota de la trama Púnica? Pues el que firma sí que lo cree. Por vivir en propias carnes todas su fechorías, más que nada.

¿Qué son todavía “presuntos”? Vale. Pronto serán procesados y culpados. Este firmante mismo se encargará de destruir cualquier puerta de las llamadas “giratorias” que puedan cobijarles tras u inevitable cese. ¡Pues faltaría más!

Escrito queda. Consecuencias asumidas. ¿A Némesis le gusta ir de fría? Para este seguro servidor esta ya gélida. ¡Cuidadito conmigo Concha Serrano y compinches!

Murcia no merece tales dañinos petimetres. España tampoco.

Es su turno señor Rivera (Albert).

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