España creará un impuesto a las bebidas azucaradas y subirá el tabaco y el alcohol

Cristóbal Montoro.
Cristóbal Montoro.

El Gobierno de Mariano Rajoy ultima medidas para garantizarle a la Comisión Europea que reducirá el déficit público del 4,6% del PIB al 3,1% en 2017. Todo parece indicar que vienen meses de movilizaciones y de diálogo, de los que algo bueno debería salir. Pero no milagros.

España creará un impuesto a las bebidas azucaradas y subirá el tabaco y el alcohol

El Gobierno de Mariano Rajoy podría revisar el Impuesto de Sociedades para cumplir con los ajustes de 5.500 millones de euros que la Comisión Europea ha pedido a España de cara a 2017. Entre otras razones porque tendrá que actuar sobre algún impuesto, una vez que Hacienda ya aseguró que no tocará el IVA ni el IRPF. Así, pues, parece probable que Rajoy opte por quitar deducciones a empresas y subir los llamados impuestos especiales (alcohol, tabaco y gasolina) para cumplir con Bruselas. Según lo que se ha filtrado, el Gobierno gravará las bebidas azucaradas, el tabaco y el alcohol para recaudar 8.000 millones más, partiendo de que la supresión de deducciones en el impuesto de sociedades reportará cerca de 5.000 millones el año que viene. El Consejo de Ministros aprobará las medidas este viernes. Se trata de reducir el déficit público del 4,6% del PIB al 3,1% en 2017. 

Suele decirse que en el mundo hay países como Irán que están ahogados por un dogma religioso y otros que como Cuba se sienten prisioneros de un dogma marxista-leninista, inspirado por el fallecido Fidel Castro, pero a este paso países como España también deberán preguntarse si están dominados por un dogma fiscal y financiero: el de la austeridad; máxime si esta se convierte en incompatible con el crecimiento económico, único manantial conocido para generar empleo y bienestar social.

El déficit democrático de los países periféricos de la eurozona no es, obviamente, equiparable al de Irán o Cuba, si bien amenaza su Estado del bienestar y proyecta la sombra de un cierto populismo, cuando no de cosas peores que una democracia siempre debe vigilar con atención. Y si no que se lo digan a EE UU o Francia. ¿La gente que protesta o sale a la calle, busca tal vez a un líder que no aparece? ¿Nos hemos perdido todos un poco? ¿Estaremos haciéndolo bien o habrá que darle una vuelta a (casi) todas las cosas?

Ahora parece que vuelve el turno de los sindicatos, que, del mismo modo que algunas fuerzas de la izquierda, exigen al Gobierno de Mariano Rajoy un cambio tras los recortes, al ver que quiere emprender más medidas que no van en la buena dirección para las llamadas clases populares. No deja de ser un planteamiento político y sindical razonable, pero no parece que tenga mucho recorrido. También tiene su lógica que los recortes y las subidas fiscales de Rajoy molesten a la gente. Algo distinto es que eso sirva de algo, ya que una cosa es que la indignación contra los recortes logre desbordar las calles en respuesta a las convocatorias de UGT y CC OO y otra que eso se traduzca en una marcha atrás del Gobierno y de Bruselas, que es donde realmente se deciden las grandes líneas.

El diario estadounidense The New York Times lleva desde 2012 advirtiendo de que los ajustes presupuestarios aplicados por el Gobierno español no servirán para reactivar la economía, sino que provocarán más pobreza y protestas

En las elites, a menudo ha habido más comprensión desde fuera que desde dentro. El diario estadounidense The New York Times lleva desde 2012 advirtiendo de que los ajustes presupuestarios aplicados por el Gobierno español no servirán para reactivar la economía, sino que provocarán más pobreza y protestas. “Imponer nuevos recortes a los asalariados y al poder de gasto no traerán la recuperación; sino solo más miseria y agitación social”, opinaba un editorial del mencionado periódico ya en octubre de 2012. Parece que llevamos más de cuatro años sin aprender la lección, si bien no es menos cierto que el partido más votado sigue siendo el PP; por eso gobierna, favorecido además por la desunión de la izquierda.

“Este es el momento de restablecer salarios, recuperar derechos y libertades y recuperar la dignidad en el trabajo en cuanto a la contratación y los derechos laborales y sociales pero también es urgente abrir un debate con respecto al futuro de las pensiones”, dice el secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Del mismo modo que el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, cree que son necesarios consensos básicos que vayan más allá de una legislatura y que recojan soluciones urgentes y eficaces a los problemas de la ciudadanía. “El Gobierno debe negociar un nuevo contrato social para restituir los derechos sociales y laborales, en el marco del diálogo social”, proclaman las dos grandes centrales sindicales del país.

Todo parece indicar que vienen meses de movilizaciones y de diálogo, de los que algo bueno debería salir. Pero no milagros. @J_L_Gomez

Las pensiones, en jaque
El Pacto de Toledo se propone alcanzar un nuevo sistema de Seguridad Social en España en función de la nueva realidad demográfica del país, con un problema de envejecimiento, y del mercado de trabajo, con salarios y cotizaciones a la baja. En este contexto no será fácil que las pensiones vayan al alza en España, mientras el sector privado aprovecha las malas noticias para vender sus planes ahora que falta poco para agotar el año fiscal. El modelo basado sólo en cotizaciones está en jaque.

 

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