Donald Trump ante lo insólito: los millonarios quieren pagar más impuestos

Paul Ryan y Donald Trump se saludan en el Congreso de Estados Unidos. / Twitter
Paul Ryan y Donald Trump se saludan en el Congreso de Estados Unidos. / Twitter

Un séquito de empresarios estadounidenses han pedido al presidente que de marcha atrás en su reforma fiscal para subir su carga impositiva.

Donald Trump ante lo insólito: los millonarios quieren pagar más impuestos

Donald Trump le ha salido un enemigo en casa luego de que un grupo de 400 millonarios y multimillonarios le enviaran una carta para pedirle que de marcha atrás en uno de sus nuevos proyectos estrella: la reforma fiscal con la que pretende rebajar la tasa impositiva precisamente a esos 400 individuos y otros tantos. El argumento principal de esta suerte de G400 es que el plan no haría sino aumentar la desigualdad y precipitar aun más la deuda. "Creemos firmemente que la forma de crear más trabajos de calidad y fortalecer la economía no es mediante reducciones de impuestos para los que más tenemos, sino invirtiendo en el pueblo americano", reza la misiva firmada por hombres del calibre de George Soros y Steven Rockefeller.

“Este recorte es absurdo. Según los republicanos no nos podemos permitir gastar más dinero público, pero sí reducir los impuestos a los más ricos. Esto no tiene sentido”, explicó por su parte el expresidente de American Airlines, Bob Crandall. Todos los firmantes de la iniciativa pertenecen a una organización llamada Riqueza Responsable, afín al Partido Demócrata, principal anatema de Trump en el Capitolio estadounidense. "Somos ricos a los que nos preocupa profundamente nuestra nación y su gente, y escribimos con una sola petición: no nos corten los impuestos", reza el texto.

Se trata de un grupo especial, pues ya en su momento llegaron a pedir incluso que les hiciera pagar más en impuestos. "Mientras las clases medias y bajas combaten por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos luchan por ganarse la vida, nosotros los megarricos, continuamos teniendo exenciones fiscales extraordinarias", pidió Warrren Buffet a Barack Obama en 2011. A la sazón, el gurú de las acciones bursátiles tributaba en una tasa del 17% de sus ingresos, mientras que sus empleados de Berkshire Hathaway lo hacían por encima del 33%.

Trump y el Partido Republicano prepararon esta reforma para ayudar a la economía estadounidense a poder competir con las grandes potencias del mundo. El presidente y su equipo optó supuestamente por mantener la misma tasa impositiva sobre los ricos, es decir, ni aumentarla ni bajarla. No obstante, un estudio detallado del proyecto refleja que sí que hay rebajas y encima son bastantes. De entrada, el tope fiscal baja desde el 39,6% hasta el 38,5% para los matrimonios cuyos ingresos pasan del millón de dólares anuales. Encima, se elimina también el impuesto de sucesiones, que es pagado a estas alturas por 5.000 familias por año y que se aplica a herencias que pasen de los 5,49 millones de dólares.

“Quitar este impuesto acarrearía unas pérdidas de 269.000 millones en un decenio, más de lo que se gasta en conjunto en la Agencia del Medicamento, el Centro de Control de Enfermedades y la Agencia de Protección Ambiental”, se quejan estos multimillonarios. "Ni es justo ni sabio proporcionar una rebaja fiscal a los ricos a expensas de las familias trabajadoras, especialmente si se financia desmantelando programas que permiten cubrir necesidades fundamentales como la salud y la alimentación", agrega.

El revés ha dejado tan confundido a Trump que de momento no hay respuesta oficial. El presidente se sentirá golpeado pues la carta llega firmada por hombres que pertenecen a su círculo social. La humillación por el rechazo de la reforma sanitaria propuesta para desmantelar el Obamacare fue eso, humillante, pero este terreno, el económico, el de negocios es decir, se trata de la arena favorita del republicano, en donde puede nadar como un dominante tiburón. Es más, en su momento llegó a presumir de su proyecto como "el mayor recorte fiscal de la historia de Estados Unidos" y una bocanada de oxígeno para las clases medias y trabajadores. No obstante, y como ha pasado desde que tomó el poder el 20 de enero de este año, tras bambalinas la cosa está que arde.

De acuerdo a El País, cálculos moderados fijan que la rebaja impositiva podría aumentar la deuda pública hasta en 1,5 billones de dólares de aquí a 2027. La cantidad es demasiado para una cartera que ya acumula un total de 20 billones y que, sí o sí, en los próximos 10 años subirá otros 10 billones.

El republicano explica que con este proyecto se propiciará la inversión extranjera y que con ello se compensará la pérdida fiscal. "Nuestro plan está diseñado para favorecer la inversión", indicó Gary Cohn, asesor de la Casa Blanca en temas económicos.

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