"Al ser novela picaresca, Vendex habría sido un mecenas inmejorable", ironiza Picos

Cañón
José Juan Picos, autor de la novela picaresca "El viento de mis velas". / Mundiario

José Juan Picos, autor de la novela picaresca "El viento de mis velas" y colaborador de MUNDIARIO, cree que el momento actual es una oportunidad formidable para volver a la picaresca.

"Al ser novela picaresca, Vendex habría sido un mecenas inmejorable", ironiza Picos

José Juan Picos, autor de la novela picaresca "El viento de mis velas" y colaborador de MUNDIARIO, cree que el momento actual es una oportunidad formidable para volver a la picaresca. Doctor en Periodismo y novelista, con 28 años de experiencia profesional en España, Venezuela, Colombia y Argentina, es productor ejecutivo y guionista de televisión. Acaba de publicar 'El viento de mis velas', obra que relata las peripecias de un empedernido bebedor de café en el Reino de Galicia.

-¿Tiene sentido en pleno siglo XXI editar una novela picaresca?

-La verdad es que tenía más dudas sobre trasladar un arquetipo del Siglo de Oro al Siglo de las Luces que sobre su adaptación a la actualidad. Y no por lo obvio, por la corrupción, sino porque hoy, como en el XVI o en el XVII, el desencanto por una España que pudo ser y no es se extiende como una mancha de petróleo, asfixiando y oscureciendo. Lejos de comparar al pícaro con los sinvergüenzas que hoy prosperan a costa de todos, más bien me parece un personaje hambriento de justicia y belleza al que, al final, no le queda otra que conformarse, como el Lazarillo cornudo, o emigrar, como El Buscón.

-El café es el viento que hincha las velas de Yago Valtrueno, el protagonista de la novela. ¿Buscaba usted el exotismo?

-El café entraba por entonces, la segunda mitad del XVIII, en España, pero sólo para las mesas de los privilegiados, que lo ofrecían, efectivamente, como un producto indiano y lujoso. Pero la mayoría tomaba chocolate, que tenía la consideración de bebida nacional. El café representa, en cierto modo, a una de las dos Españas, por la que Yago toma partido: café o chocolate, Austrias o Borbones, rojos o azules, Celta o Depor, cocina de diseño o "de toda la vida", PP o PSOE… Se diría que tenemos un cráneo tan canijo que no nos cabe más que una idea.

-"El viento de mis velas" ha pasado de libro a e-book. Suele ser al contrario…

-Es verdad que si una obra digital funciona bien en la red tiene papeletas para despertar el interés editorial. En mi caso, la edición de la novela fue una aventura particular y local, un homenaje a Coruña, gracias, sobre todo, al interés de mi editor, José Luis Saavedra. Pero, a partir de ahí, la distribución nacional se hizo casi imposible. Lo que Amazon y otras plataformas de autoedición ofrecen es, justamente, una distribución global. Y los procesos de editar un e-book y luego gestionar su presencia son, sin duda, enriquecedores. Hay mucho prejuicio contra lo digital, pero es otra herramienta, como el papel y la imprenta, ni más ni menos.

-Saavedra y usted han desarrollado un proyecto paralelo a la novela…

-La idea fue de José Luis. Si uno se sienta a su lado y consigue que se calle un minuto, se le oye la maquinaria cerebral funcionando a pleno rendimiento. Es un continuo parto de ideas. Se le ocurrió, para promocionar el turismo y la hostelería de Coruña, que editásemos un callejero histórico basado en la novela. Se lo propuso a una infinidad de hosteleros y, en completa paradoja con esta crisis, los más pequeños respondieron mejor que los grandes. De hecho, el director de un hotel coruñés nos dijo que no le interesaba la idea porque sus clientes no leían. De momento, está parado, el proyecto, no el director. Lo que yo creo es que, siendo un callejero basado en una novela picaresca, nos habríamos ahorrado muchos paseos si hubiéramos buscado el patrocinio de Vendex…

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