La semana de la mujer es buena época para repasar su importancia histórica

ama de casa - portadada
Imagen histórica de la mujer.

Las mujeres han traído la humanidad hasta aquí y propiciado su desarrollo. Ahora consideran llegado el momento de exigir su merecida recompensa: o se la dan o se la toman.

La semana de la mujer es buena época para repasar su importancia histórica

Hoy en día se llama mujer trabajadora a la que ha conseguido un trabajo remunerado y ama de casa a la que atiende el hogar y la familia, pero conviene señalar que esta labor nos acompañó desde que el mundo es mundo hasta hace unos años y que ha sido decisiva para el desarrollo de la civilización aportando un PIB que nunca se ha contabilizado. No todas las mujeres que dedicaron sus esfuerzos al hogar y sus habitantes eran amas de nada, en su mayoría eran trabajadoras a jornada completa, de sol a sol y aún más, sin vacaciones y sin derechos, aunque hay que reconocer que el considerar menor esta labor es una moda reciente. Así se criaron nuestras madres o abuelas y todas las mujeres que las precedieron desde el origen de los tiempos.

A lo largo de la historia siempre hubo mujeres diosas o reinas, del servicio doméstico o de lo que se denominaba sus labores, esas mismas que realizaban en sus casas pero que hechas para otros daba lugar a remuneración. Decía Engels en "El origen de la familia, la propiedad privada, y el estado" que el fin del matriarcado que reinó en los orígenes sobrevino con el sedentarismo y la acumulación de bienes, lo que provocó que los hombres quisieran saber cuáles eran sus hijos, aquellos que heredarían su patrimonio. Esto dio lugar a pasar del matriarcado al patriarcado, y como escribió Robert Graves, del poder de las diosas al de los dioses,  hasta quedarnos ya en época relativamente cercana sin diosas y con un solo dios masculino. Pero hablar de la mujer en la historia y de todas sus aportaciones sería tarea más propia de muchos libros que de un artículo, así que hablaremos un poco de la importancia del ama de casa, figura hoy mirada como algo de lo que hay que huir por considerar su trabajo alienante, tampoco sabemos porqué cuando el mundo está lleno de trabajos necesarios pero mucho más alienantes, pero que han sido la base de la evolución y sin ellas estaríamos ahora en la edad media o quizás seriamos tribus donde aún así la mujer sería la encargada de traer el agua imprescindible para la vida, mientras los hombres estarían en sus guerras o cazando.

No hace mucho que los hogares, especialmente fuera de la grandes urbes con floreciente comercio y profesiones variadas, debían ser autosuficientes y el trueque alcanzaba solo algunas materias primas que no hubiese en la zona. Mientras el hombre se especializaba en una sola cosa para hacerla bien, la mujer sabía hacer más cosas que Leonardo da Vinci. Fabricaban el jabón para lavarse, tejían telas, cosían, zurcían, cocinaban, introdujeron en la sociedad el sentido de la limpieza y el orden, administraban los recursos, teñían telas, fabricaban conservas para poder alimentarse en cualquier época, hacían el pan, cocinaban, y por supuesto sabían criar ganado y atender un huerto, además de saber de medicina y curar enfermedades con hierbas y ungüentos. Al hombre le dejaban exclusivamente la tareas que requerían mucha fuerza física o una especialización que ellas no podían permitirse porque debían dedicar su vida al mundo y a que la civilización avanzase. Siempre fue así durante siglos porque el hombre era guerrero, y sino comerciante, o cualquier otro oficio que solo le permitía ir a casa para comer, dormir y procrear,  mientras la mujer sacaba adelante la prole que habría de criar a pecho enlazando un hijo con otro. Esto fue asi siempre hasta hace muy poco, solo sesenta años en muchos pueblos de España. La humanidad no existiría sin mujeres pero la civilización tampoco. Aquella vida abnegada de la mujer con el reparto obligado de las tareas debido a la crianza y los trabajos existentes logró que el mundo se desarrollase. 

Afortunadamente aparecieron pañales, potitos, guarderías, y trabajos que permitieron al hombre dedicar tiempo a la casa, especialmente por exigencias de la mujer que tuvo que luchar mucho para cambiar los hábitos machistas de otras épocas, y a la mujer salir en tromba hacia el éxito ocupando puestos de responsabilidad en todas las áreas de la vida. Hoy una  de cada tres dirigentes europeas son mujeres, en las carreras sanitarias o de letras ya mandan claramente, y en las técnicas se acercan al 30%, algo asombroso si tenemos en cuenta que en algunos países europeos no podían ni votar hace 50 años. Son imparables y ya lograron igualdad de derechos a base de reclamarlos, por lo que es de esperar que con la inercia que han cogido sobrepasen al hombre en todos los campos.

Enhorabuena –y gracias a la mujer– por haber realizado tan bien las cosas cuando el reparto de tareas era inevitable y por compartirlas ahora que ya no lo es y, sobre todo,  por lograr con tanto esfuerzo que los hombres hayamos podido civilizarnos.

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